El capital revienta al Estado

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En setiembre se ha producido un déficit de Tesorería simplemente descomunal de 1.900 millones de australes. Esta cifra marcaría, según Ámbito Financiero (12/10), un nivel anual de 10.000 millones de dólares, o 40.000 millones de australes de déficit.
La composición de este déficit habla por sí sola. Por intereses de la deuda interna se pagaron 477 millones de australes; Los avales caídos de empresas privadas costaron otros 133 millones de australes, mientras que 1.300 millones de australes se destinaron a financiar los quebrantos de los bancos y del Banco Central, cuyos deudores han dejado de pagar.
¿Qué conclusión surge de aquí? Que el quebranto del Estado no es otra cosa que la culminación del quebranto o vaciamiento del capitalismo privado, cuya subsistencia, precisamente, la solventa el Estado con emisión de moneda, una vez que se gastaron todos los impuestos y tarifas aplicados contra los trabajadores. La “inflación” se transforma, entonces, en el recurso obligado para rescatar al capital de su insolvencia.
El “rodrigazo” que ha desatado el gobierno se explica en gran parte por esta situación. Es necesario allegar fondos a las arcas del Estado para hacer frente a esta situación. El capitalismo en total descomposición ha hipertrofiado al Estado, que entonces entra en crisis y no puede continuar su función de respaldo al capital sin aplicar medidas catastróficas contra el pueblo.
Para disimular su responsabilidad en la hipertrofia estatal, los capitalistas se hacen “liberales” y denuncian el estatismo. Pero al llegar la hora de los negocios reclaman la presencia estatal. Es así, por ejemplo, que el grupo Pescarmona ha tenido que pedir la garantía (aval) del Estado para mantener en alquiler los aviones DC10 de Austral, ¡cuya privatización acaba de ganar!
La única solución a la descomposición nacional que provoca esta situación es: 1. Desconocer la deuda externa e interna (usurera) del Estado; 2. Abrir los libros de todas las empresas que reciben subsidios del Estado para establecer su origen y uso; 3. Confiscar bajo control obrero el sistema bancario y sus empresas vinculadas.