Políticas

31/1/2008|1025

El Casino, radiografía de un régimen


La historia de la habilitación de los casinos flotantes y de las máquinas tragamonedas en la Ciudad engorda el prontuario de todos los partidos patronales.


En el 2001, la Legislatura votó la "Ley de Juegos" que legalizó a los casinos, tragamonedas y concesiones de "bingos" que funcionaban en la Ciudad. La ley, fogoneada por la alianza de Ibarra, Carrió, los "socialistas" y la UCR, avaló el funcionamiento del Casino flotante de Puerto Madero, que hasta ese momento calificaban de "lacra del menemismo". La norma, que contó con el apoyo de los entonces cavallistas, como el actual jefe de gabinete Alberto Fernández, le permitió a Ibarra negociar un pacto posterior por el reparto de los ingresos del juego privado, entre el Tesoro porteño y la Lotería Nacional.


El "convenio" fue refrendado dos años después, con Néstor Kirchner. En esta oportunidad, el convenio incluyó un anexo, que autorizaba la instalación de tragamonedas en el Hipódromo de Palermo. Pero también el aval para que el concesionario del Casino Flotante… instalara otro casino en la Ciudad. El convenio llevó a que el juez Gallardo dispusiera la clausura del Casino, ante lo que consideró "un episodio de corrupción de dimensiones impensadas". De aquella habilitación de los tragamonedas en favor de Cristóbal López "se cree que nació el pacto entre Kirchner e Ibarra que rige hasta hoy" (La Nación, 20/1). En materia de reparto, el convenio sólo le reporta a la Ciudad el 7% de los ingresos netos que recibe la "nueva industria del juego".


El gobierno de Telerman nombró presidente del Instituto del Juego porteño a Carlos Gallo. Como presidente de la Lotería Nacional bajo Duhalde, Gallo había otorgado a Cristóbal López la habilitación inicial de las maquinitas del Hipódromo de Palermo. Bajo la gestión de Gallo y Telerman, "los cinco bingos porteños renovaron sus licencias, pero dejaron de solicitar la instalación de tragamonedas que competirían con las del hipódromo" (ídem). El mismo Gallo sería nombrado ahora por Scioli al frente de la Lotería bonaerense.


Esta historia se completa, ahora, con la participación de Macri. En octubre pasado venció el acuerdo leonino firmado en 2003 por Ibarra y Kirchner. Sin embargo, según se estableció en aquel momento, fue renovado automáticamente, ya que ninguna de las partes lo denunció. ¿Por qué no lo hizo Macri? "Una fuente de PRO aseguró que es consecuencia de un acuerdo entre Macri y Kirchner. No quería llegar y pelearse con uno de los empresarios insignes del kirchnerismo" (Perfil, 13/1). Ese "empresario insigne" es Cristóbal López, dueño del 100% de Casino Club (tragamonedas de Palermo) y del 50% del Casino flotante.


Cristóbal López


"El empresario argentino Cristóbal López, vinculado con la presidenta Cristina Kirchner, se ha convertido en uno de los mayores inversores extranjeros en el sector petrolífero de Brasil, informó hoy el diario Valor Económico" (Ansa, 17/1).


López, con el grupo Oil M&S, adquirió 43 bloques de exploración de gas y petróleo con inversiones que pueden alcanzar los 121 millones de euros. El desembarco de esa compañía en Brasil "sorprendió a todos, ya que era una empresa desconocida aquí", añadió la revista Valor (Ambito Financiero, 18/1).


López "compone, con Lázaro Báez y Sebastián Eskenazi (presidente de Pan American Energy, cuyo contrato de exploración y explotación petrolera en la Patagonia le fue prorrogado por 40 años) el grupo de empresarios más cercanos a Kirchner. López suele socorrer al kirchnerismo hasta en su logística menor: desde el traslado de militantes hasta el alquiler de oficinas" (La Nación, 20/1).


Pero no sólo con el matrimonio presidencial hace sus negocios y negociados el señor López. En Rosario, gobernada por "socialistas", construyen un complejo timbero con 80 mesas de ruleta, 50 de bingos, dos mil máquinas tragamonedas, un hotel cinco estrellas con 187 habitaciones y un centro de convenciones para dos mil personas. La construcción de ese antro se propone demoler 130 viviendas del asentamiento La Granada.


Contra esa asociación mafiosa se levanta la lucha ejemplar de la juventud trabajadora del Casino de Puerto Madero.