El Código Penal de Izquierda Unida
Las penas de Vilma Ripoll
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"Si el progresismo desprecia los problemas de seguridad, terminaremos regalándole ese redamo a la derecha’. En más de una oportunidad Aníbal Ibarra justificó de este modo el apoyo a la sanción de un nuevo código contravencional.
Pocos imaginaban que también iba a conseguir la colaboración de la izquierda del recinto y de Vilma Ripoil.
Relata Página/12 que, a la hora de discutir la conducta ante las “interrupciones de tránsito” (manifestaciones callejeras), ‘los diputados sometieron a votación dos proyectos apoyados por minorías: el primero, formulado por Enriquez, imponía penas durísimas: 100 a 5.000 pesos de multa y 5 a 15 días de arresto, que se agravaban al doble si el corte provocaba embotellamiento de tránsito o tumultos o si los manifestantes tenían los rostros cubiertos o portaban palos. Ese proyecto, apoyado por los macristas duros de Juntos por Buenos Aires y los lopez murphistas de Recrear, consiguió 18 votos.
“A su tumo -continúa Página/12-, Ripoll, desde la izquierda, quiso librar su propia pulseada con la derecha y propuso un texto que imponía una única pena de 1 a 5 días de trabajos de utilidad pública. Este proyecto obtuvo 23 votos: además de los diputados de izquierda, lo apoyaron algunos kirchneristas el socialista Norberto La Porta y la ex bullrichista Marta Eugenia Estenssoro, entre otros".
Ripoll pretendió enfrentar le norma de contravención propuesta por los derechistas con otra norma puntiva menor. Sólo le faltaron ocho vota para ganar.
Los Macri y los Ibarra no saben lo que se perdieron: el artículo condona torio de los piquetes hubiera saldo aprobado por amplia mayoría y por iniciativa de una diputada de izquierda.
El proyecto Ripoll convalidó el golpe político y moral del régimen represor contra el pueblo que se moviliza. Un socialista no puede aceptar la opción entre dos formas diferentes de represión y sanción al movimiento popular. La represión que vote la Legislatura patronal deberá ser enfrentada en la calle, nunca convalidada. Hubiéramos enfrentado en la calle incluso a la moción Ripoll.
Aceptar que las marchas son contravenciones constituye un golpe artero a los luchadores y a la izquierda.
Una banca obrera y socialista debe estar al servicio de forjar la conciencia política de la lucha contra el régimen, no de "intermediar" entre éste y los trabajadores a costa de echar por la borda incluso los principios democráticos.