El colegio electoral divide a la derecha
Seguir
Mientras algunos izquierdistas que se dicen preocupados por la necesidad de ocupar al máximo los “espacios democráticos”, sostienen en contradicción con esto que la cuestión del Colegio Electoral es intrascendente y hasta la califican de “ciencia-ficción”, esa cuestión ocupa cada vez más el escenario político. Ahora se ha convertido en la piedra de la discordia de la Alianza de Centro.
El lunes 7, una “Inocente” preguntada Hugo Gambini, en Interpelación, llevó a la superficie el más o menos sordo conflicto que está sacudiendo a la Ucede y a sus aliados, y que no se descarta podría llevar a una división. El representante del “pacto autonomista-liberal” de Comentes anunció, ante la obvia inquietud del periodista, que la Alianza de Centro votaría en principio por sus candidatos en el Colegio Electoral, pero que revería esta posición ante “circunstancias particulares”, lo que se entendió como un posible voto por Angeloz. Generoso en los detalles, el correntino reveló que existen “cláusulas” en el acuerdo de la Alianza de Centro, que prevén esa alternativa. Cualquier parecido con alguna otra situación, corre por cuenta de la imaginación del lector.
Pero bastó lo dicho para que el otro panelista invitado, Héctor Siracusano, de la Ucedé, enfrentado al clan Alsogaray y opositor a la Alianza de Centro, saltara como leche hirviendo. Denunció el procedimiento de las “actas reservadas” de sus rivales y vio en ese hecho la confirmación de su tesis previa de que la Alianza de Centro es un frente “sin principios”.
Al igual que lo que ocurre en el campo opuesto de la izquierda, la derecha se encuentra discutiendo su posición en el Colegio Electoral, como parte de una línea más general frente al próximo gobierno. Los únicos que se hacen los distraídos sobre esto son los mediocres o los vivos. Si se hila un poquito fino, se percibirá que la división en la derecha en torno a un voto por Angeloz en el Colegio Electoral, traduce una tendencia a considerar la posibilidad del voto por Menem, para armar con el justicialismo un pacto de gobierno sobre la base de la propuesta de la “revolución especulativa” del riojano. En la Ucedé se sabe bien que está en marcha un entendimiento Angeloz-Menem en el Colegio Electoral, que los margina, el cual podría ser eficazmente bombardeado con un “ofrecimiento” liberal. El actual gobernador “autonomista-liberal” de Corrientes ya tuvo la oportunidad de suministrar la prueba de su veleidad política, cuando hace tres años acogió en una tribuna pública a la cúpula de la CGT – algo inimaginable hace cierto tiempo de parte de un “liberal”. Va en el 84, las galerías peronistas aplaudieron a Alsogaray en Diputados, cuando el septuagenario simio criticó la pretensión radical de reformar la ley sindical. En Bariloche, hace una semana solamente, el economista de la Ucedé, Rodolfo Rossi, expresó su coincidencia, nada menos que con el “salariazo” menemista. Los “carapintadas” de la Ucedé pueden preferir al Menem de la “pacificación nacional” que al Angeloz de la “obediencia debida”.
Este proceso vivo de la política, por medio del cual se procesan los realineamientos de los explotadores para manipular las complejas tendencias que experimentan las masas, es completamente ignorado por la izquierda, que sigue girando en tomo a su “cliché” ideológico del “campo popular” y del macaneo “patriótico” (para colmo de cuño stalinista), sin comprender, a pesar de que se lo enseñaron, que el pueblo está compuesto por diversas clases y que la política revolucionaria consiste en señalar la dirección de la clase obrera de los oprimidos.
Hay que desenmascarar al Colegio Electoral y las componendas de la burguesía, en especial las que tienen por protagonista a Menem (que en realidad son todas), y desarrollar en los explotados su conciencia de clase independiente.