El comunicado donde Metrovías declara, en relación con la muerte de Matías Kruger, que cumple con protocolos y normas de seguridad, es un fraude.

Lo desmiente el hecho de que exista una prolongada tratativa, actualmente, por iniciativa de los trabajadores, sobre el protocolo de alimentación y corte de energía seguro para trabajos con alto voltaje, que la patronal se niega a firmar.

Lo desmiente el hecho de que la policía de trabajo haya levantado este último mes, a raíz de las denuncias obreras, 53 fojas de falencias de seguridad en las más diversas áreas. También desnuda la mentira de la empresa el hecho de que un tribunal de alzada acaba de rechazar la absolución en primera instancia a la parte patronal sobre la muerte de otro obrero, Diego Martínez, al operar una soldadora deteriorada.

Y finalmente desmiente la patraña empresaria de manera inapelable el hecho de que haya habido cinco muertes por descargas de alto voltaje en cinco años, mediando innumerables denuncias gremiales desconocidas sistemáticamente por la empresa. Esta siempre culpó a las víctimas, llegando a afirmar en algún caso que se trataba de suicidios                       

La criminalidad de Metrovías-Roggio, el Cirigliano del gobierno macrista, es encubierta por este último, cuyos organismos de control vienen recibiendo las denuncias obreras desde hace años. No sólo sobre seguridad laboral, sino sobre la falta de mantenimiento de material rodante que provoca sistemáticas averías, descarrilamientos e incendios en los túneles, poniendo en riesgo la vida de miles de pasajeros. La mención a la norma ISO que hace el comunicado patronal es improcedente, ya que esa norma nada tiene que ver con temas de seguridad.

Para evitar una nueva muerte obrera por causas evitables u otra masacre de Once, hay que anular la concesión a Metrovías e implementar con urgencia las reformas necesarias sobre seguridad y mantenimiento.

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