Una Argentina de exportación
“El consumo de pan cayó un 50% en Argentina”
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“El consumo de pan cayó un 50% en la Argentina” (La Gaceta de Tucumán, 20/ 9). Esta aseveración, verdaderamente aterradora, fue hecha por el presidente de la Federación Argentina de Panaderos en el curso de un congreso realizado en Tucumán.
Cuando una familia obrera debe reducir a la mitad el consumo del pan es porque ya ha reducido, y aún eliminado, una enorme cantidad de consumos “superfluos”, tales como la carne, el azúcar o los huevos. No hablemos, entonces de ropas o cuadernos para los chicos.
La reducción a la mitad del consumo de pan certifica, con la dramaticidad irrefutable de las cifras, la abismal caída del salario obrero. Esto no debería extrañar en momentos en que la burocracia sindical acaba de firmar un salario mínimo que no cubre, siquiera, una cuarta parte de la canasta familiar.
En el marco de la “democracia” patronal, la clase obrera está condenada a subsistir con un salario de hambre, en el sentido más estricto y literal de la palabra.
Superbeneficios para la oligarquía
Detrás de la reducción del consumo popular de pan se esconde un gigantesco negociado de la oligarquía agroexportadora.
“La bolsa de harina informa la Gaceta (20/9) cuesta ₳ 135.-, mientras que dos meses atrás el precio rondaba los ₳ 90″, es decir que aumentó en un 50%. Por lo tanto, la reducción de las ventas de trigo — por la caída del 50% del consumo de pan— se vio más que “compensada” por el aumento del 50% de los precios del trigo y de la harina destinados a todos los usos internos (fideeras, galletas, etc.). En la reducción del consumo popular de pan la oligarquía encontró una fuente de superbeneficios.
Los pulpos impulsaron los aumentos en el mercado interno para crear, por la fuerza del hambre popular, un “excedente” dirigido por entero a la exportación. Con ello aprovecharon a fondo los gigantescos superbeneficios derivados del alza internacional de los cereales y la devaluación interna del austral.
La oligarquía cerealera ha obtenido superbeneficios tanto en el mercado interno como en el de exportaciones sin aumentar, en una sola tonelada, la producción cerealera. Todo esto pudo ocurrir gracias a la complicidad abierta del gobierno que devaluó (amoneda, rebajó o eliminó las retenciones a los pulpos exportadores, impulsó activamente la hiperinflación y redujo infinitamente los salarios.
La reducción del consumo popular de pan y los superbeneficios adicionales de la oligarquía son las dos caras de una misma moneda. Es el “perfil” de la “Argentina moderna”. Bajo el capitalismo, aún en su versión “democrática”, sobre la miseria, las privaciones y las penurias de millones se amasan montañas de ganancias especulativas para un puñado de chupasangres.