Políticas

10/2/2021

Pobreza en aumento

El consumo popular se sigue derrumbando: cayó otro 5,8% en enero

Lleva años de retroceso, producto del desplome de los salarios.

El consumo en el primer mes del 2021 cayó un 5,8% respecto del mismo mes del año pasado, con la particularidad de que el descenso se computó en todos los rubros, incluidos los de primera necesidad como los alimentos y bebidas y los medicamentos, lo cual muestra la caída creciente en los ingresos de las familias trabajadoras y de los demás sectores populares.

Los datos surgen de un relevamiento que realiza periódicamente la patronal de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), donde se estima que en el rubro destinado en forma directa a la alimentación, la caída interanual fue del 2,1%, mientras que en medicamentos llegó al 3%, pero, en indumentaria, el desplome alcanzó al 9,2% y en calzado al 11,7 por ciento.

El informe destaca que en enero, el consumo en Librerías y Jugueterías, se desplomó un 9,7%, pese a que otros años este mes muestra picos anuales de ventas por la festividad de los Reyes Magos, pero este año se computaron “ventas menores a las esperadas”, dice la CAME.

Un dato reciente ratifica con creces el retroceso en los ingresos y su correlato en las compras de productos esenciales por parte de los sectores populares: el 2020 cerró con un consumo interno de carne vacuna de 49,7 kilos por habitante por año (cuando en picos de consumo se había llegado a casi los 100 kilogramos por habitante), que se transformó en el más bajo de los últimos 100 años, según un informe preparado por la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA).

La caída del consumo no es un tema coyuntural resultado exclusivo de la pandemia. Es producto de la crisis económica que se viene profundizando año a año y que los capitalistas descargan sobre las espaldas de los trabajadores. Así, “en 2016 (la caída) fue de 4,5%, en 2017 de 3,1%, en 2018 de 1,5% y, la más pronunciada de estos años, la del 2019, fue del 7,3%”, según un relevamiento que realiza la consultora Scentia.

La CAME argumenta que la caída del consumo en enero se debe a “los mayores gastos de las familias destinados a las vacaciones y a la cancelación de deudas”. No solo tiene poco sustento explicar que una caída en las compras de alimentos o medicamentos se debe a que ese dinero fue destinado a las vacaciones, sino que esa razonamiento muestra la disolución creciente del peso del aguinaldo en la economía familiar, ya que este ingreso era la base del gasto vacacional.

Y si las familias de los sectores populares reducen su consumo de productos de primera o segunda necesidad para “cancelar deudas”, es un reconocimiento de la situación crítica que están viviendo. Con paritarias a la baja firmadas por las burocracias sindicales de todos los colores, los salarios promedio han perdido alrededor de un 20% de su capacidad de compra en el curso de los últimos cinco años.

Así, alrededor del 80% de los trabajadores tiene ingresos ubicados por debajo de la línea de pobreza. Esa es la razón por la cual caen los consumos de productos que forman parte importante en la canasta básica de las familias trabajadoras.

Está planteada la pelea por el sostenimiento de las condiciones de vida humanas para la familia trabajadora. Esto es la pelea para que el salario mínimo cubra los costos de la canasta básica (de $93.000, como han planteado y conseguido los trabajadores aceiteros). Y jubilación mínima equivalente al 82% móvil del salario en actividad.

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