Políticas
16/8/2016
El crecimiento de la pobreza y la precarización laboral
A propósito del informe de la UCA

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Ni “década ganada K” ni “revolución de la alegría macrista”. El 57% de los trabajadores del país (9,7 millones, sobre un total de 17 millones) tiene un empleo precario o directamente está desocupado, un porcentaje apenas más alto que el que se computaba en el año 2010.
Estos datos, que surgen de un informe presentado por la Universidad Católica Argentina (UCA), muestran claramente la continuidad en la política de precarización laboral que puso en marcha el gobierno “nacional y popular” y que profundizó el macrismo “liberal”.
El kirchnerismo, a lo largo de sus 12 años de gobierno, no sólo mantuvo la tasa de trabajo en negro por encima del 35% sino que amplió la precarización tanto en el Estado (decenas de miles que hoy el macrismo deja en la calle), como con la implementación de los planes sociales con contraprestación laboral o con el desarrollo de cooperativas truchas, donde los trabajadores cobran ingresos de miseria y no tienen ninguna cobertura social.
El gobierno macrista hace campaña con el planteo de la necesidad de bajar el costo laboral para que crezca el empleo. Y, para eso, entre otras cosas, propone una mayor precarización. En ese camino esté el proyecto del “primer empleo” que prepara el oficialismo.
Pero resulta que, con paritarias a la baja, los salarios se han reducido en lo que va del año entre 10 y 15 puntos, es decir que se ha caído sustancialmente el costo laboral. Sin embargo, en los primeros cinco meses de este año se perdieron más de 100 mil puestos de trabajo sólo en el sector privado y superarían los 200 mil en total.
Otro dato contundente es el de la pobreza. Según el informe, afecta al 32% de la población, es decir 13 millones de personas. Desde fines del 2015 hasta abril de este año, hay 1,4 millones de “nuevos pobres”. Al finalizar el gobierno de Cristina Kirchner ya llegaba al 29 por ciento.
A su vez, la tasa de indigencia pasó, de diciembre a marzo últimos, del 5,3% al 6,9%, es decir unas 350 mil personas más, para llegar a un total de 2,3 millones, lo cual indica que, al finalizar el gobierno K, había casi 2 millones.
La preocupación de la Iglesia y del Papa es que los niveles actuales de pobreza y la precariedad e inestabilidad laborales generen las condiciones para una explosión social, sobre la cual alertan y pretenden actuar. Quieren colocar una contención para tratar de evitar que el caldero estalle.
Plantean que “nadie gane menos que el salario mínimo”, hoy en la miseria de 6.810 pesos.
Para la clase obrera, ocupada y desocupada, esta variante “divina”, a la cual adhiere buena parte del kirchnerismo y aún de la izquierda, lleva a la mantención de la miseria.
El camino es la organización junto al sindicalismo clasista y a la izquierda para impulsar un plan de lucha por un salario igual a la canasta familiar, por el blanqueo de todos los trabajadores precarizados y en negro.