Políticas
24/6/2017
El derrumbe progresista
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La corriente que se autodenominó como “centroizquierda” y pretendió identificarse con la moderación política y posiciones tibiamente favorables a las capas populares, la oposición al “capitalismo salvaje” en nombre de la “redistribución de la riqueza” y el fomento a la cultura, se halla sumida en una bancarrota sin retorno.
El hecho no es novedoso, pues su descomposición definitiva arranca con el ascenso de la “tercera vía” que encabezó el laborismo británico de Tony Blair, cuyo gobierno acabó secundando las masacres del republicano Bush padre en Medio Oriente, en los años 90. En América Latina, el pasaje del izquierdismo al campo del imperialismo sin atenuantes se cristalizó en el Foro de San Pablo, que en nombre de “repensar el socialismo y renovar el pensamiento de izquierda”, postuló “el valor universal de la democracia”, “el mercado con justicia social” o “la integración en pie de igualdad con las potencias en el nuevo orden internacional”. En los años siguientes, este “programa” adoptaría la forma de los gobiernos fondomonetaristas del PT brasilero, del Frente Amplio uruguayo y de la Alianza Frepaso-UCR en Argentina.
Despedazado tras el derrocamiento de De la Rúa-Cavallo por la rebelión popular de 2001, los restos del Frepaso se reparten entre los bloques políticos más rabiosamente capitalistas.
Un caso emblemático –explícito, por su denominación– es el de Progresistas, la alianza que tejieron el GEN y Libres del Sur para las pasadas elecciones.
El tándem Margarita Stolbizer-Victoria Donda selló un acuerdo con Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad. El Frente Renovador fue protagonista de la ´coalición del ajuste´ que acompañó a los gobiernos de Macri y de Vidal en el Congreso y la Legislatura y le votó todas las leyes claves, incluido el acuerdo con los fondos buitre, la perpetuación del impuesto al salario y el presupuesto. Massa no se preocupa por disimular su programa derechista, que incluye volcar a las fuerzas armadas en “la lucha contra el narcotráfico”, militarizar las villas y bajar la edad de imputabilidad. El GEN de Stolbizer es un típico sello en alquiler: en Entre Ríos, integra la lista de Cambiemos.
Más curtido que una veleta en estos vaivenes, Libres del Sur ha demostrado una “versatilidad” a prueba de todo. Según Victoria Donda, para no caer en la “izquierda testimonial”. Por caso, en Mendoza, LdS integra el gobierno de Alfredo Cornejo (Cambiemos), votaron a favor del “ítem aula” contra los docentes y se presentan aliados en los cargos provinciales; en Tucumán, participa de la intendencia de la capital, en manos de una fracción del PJ aliada a José Cano (Cambiemos); en Chaco, pasó de integrar la alianza patrocinada por la UCR a un frente con el PS y el PCR; mientras tanto, en San Luis integra la el frente que lleva a Luis Poggi, el candidato de Cambiemos; y un largo etcétera.
Por último, los filo-chavistas de Patria Grande se suman a las internas que organiza en la Ciudad de Buenos Aires el PJ/Unidad Porteña de Víctor Santa María, el burócrata del gremio de porteros y titular del sello peronista porteño. Allí confluirá también la lista impulsada por Gustavo Vera, que impulsa la candidatura del ex secretario de Comercio kirchnerista, Guillermo Moreno. También lo integra el PCR-PTP, aunque de manera vergonzante, porque retacea informar en su comunicado quiénes serán sus socios. En Neuquén, el PCR-PTP también marcha a las PASO aliado a los sabatellistas de Nuevo Encuentro. En cuanto a la Unidad Popular de Claudio Lozano y Víctor De Gennaro, armaron rancho aparte en la Ciudad, pero la boleta de su partido fue pegada a la de Cambiemos en las elecciones provinciales de Corrientes.
La intensidad de la crisis no deja margen para la supervivencia política del ´progresismo´. Este rápido repaso alcanza para reivindicar al Frente de Izquierda como la única alternativa auténticamente defensora de los derechos de los trabajadores, la mujer y la juventud.