El desafío de San Juan
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El casi 70 por ciento de los votos obtenidos por el kirchnerista José Luis Gioja se traduce, hoy, en que entre sus seguidores más cercanos, por un lado, y La Cámpora y Kolina, por el otro, dirimen sus diferencias a tiros, puñaladas y trompadas. El concepto sanjuanino de “unidos y organizados” es bastante poco convencional. Sin embargo, nadie puede negar que es parte de la realidad.
En el último tiempo, Gioja ha empezado a desplazar a los camporistas de los puestos de gestión del Estado provincial. El gobernador se ha erigido en un representante directo de los pulpos imperialistas, especialmente de la Barrick Gold, la cual proyecta llevarse, sólo por el proyecto Pascua Lama, la friolera de 1.900 millones de dólares en concepto de ingreso bruto de oro para 2013.
El malestar entre el gobierno de CFK y Gioja es cada vez más evidente. Comenzó cuando el mandatario sanjuanino pidió que se escuche a su colega bonaerense, Daniel Scioli, en ocasión de la crisis de los aguinaldos en la provincia de Buenos aires. La base de las fricciones es el rechazo al dirigismo económico y por quién decide sobre las regalías mineras, las que se cuentan de a miles de millones.
Gioja se ha convertido en un representante directo del capital minero. El gobernador ha logrado eliminar la resistencia a la megaminería. La provincia cuyana es un paraíso de la explotación de minerales como el oro, la plata y el cobre, también de metales raros, entre otros.
La economía de la provincia ha sufrido fuertes modificaciones en los últimos años: de una estructura centrada en el campo, ha pasado a otra que tiene como pilares centrales las regalías mineras y los fondos del Estado nacional.
El progreso del cual habla sistemáticamente Gioja encierra contradicciones brutales. Mientras una porción importante de la fuerza laboral fue absorbida por la minería y sus derivados, otros viven de la ayuda social del Estado (sobre 475 mil habitantes, se otorgaron casi 50 mil pensiones). Se construyen faraónicos edificios estatales, pero los empleados públicos y docentes cobran miserias. Se construyen grandes hospitales, pero permanecen con alas enteras cerradas por falta de aparatos, camas, insumos, etc., además, sus trabajadores, con suerte, superan la línea de pobreza.
Centenares de pequeños productores de frutas, hortalizas y uva fueron seducidos a cambiar de rubro mediante subsidios y créditos blandos para impulsar el turismo, la hotelería o la gastronomía, pero los turistas nunca aparecieron. El grifo de los subsidios se achica rápidamente, los créditos desaparecieron o se endurecieron. Ya no hay vuelta atrás, porque el agua baja de la montaña contaminada -o es escasa, como es el caso de la zona de Jachal (segunda ciudad de San Juan), donde el agua potable es poca y no proviene de la red domiciliaria. Se ha destruido el tejido social y la crisis, la inflación y el aumento de tarifas presagian un futuro inmediato más complicado.
El desarrollo desigual de la economía sanjuanina, con los límites que le impone el capital, ha alumbrado un poderoso proletariado minero y, en menor medida, metalúrgico. Este último está llamado a jugar un rol central en defensa de las necesidades del conjunto de las clases oprimidas de la provincia.
La oposición política a Gioja es impotente y escuálida. Los radicales raspan la olla por algunos pocos votos que les permitan mantener un aparato de funcionarios políticos. El bloquismo ha desaparecido.
La izquierda revolucionaria tiene un desafío mayúsculo en la provincia. Como nunca, las tendencias a la rebelión afloran en las mismas veredas de cada pueblo. No es mediante la administración de las prebendas estatales que conquisten los luchadores ni mediante acuerdos con sectores ligados a la patronal, que se logre salir de esta barbarie. Estas vías sólo conducen a la disgregación política o a la integración al régimen -como nos lo muestran las experiencias más inmediatas. La alternativa sólo puede ser independiente, obrera y socialista; es decir que hay que desarrollar una vasta agitación para colocar a la izquierda como alternativa de poder.
El comité constructor del PO en el Frente de Izquierda ha votado empeñar todas sus energías en conquistar la legalidad electoral, mientras desarrolla la campaña política para fortalecer el Frente de Izquierda.