Una cadena de supermercados exhibió carteles que dicen que “el abastecimiento está afectado por los aumentos desmedidos de los proveedores”, los cuales rondarían el 140%. Los proveedores, por su parte, alegan que los precios están atrasados y que los aumentos están en consonancia con la devaluación del 118% aplicada por Caputo y el incremento de los costos que este “rodrigazo” significa, pero a fin de cuentas los únicos que pagan este desmadre inflacionario son los laburantes.

Por un lado es mentira que los precios estén atrasados. Sin ir más lejos, el último informe del Indec sobre la canasta básica alimentaria afirma que, en noviembre, esta consagró un incremento del 175% acumulado anual, por encima del 148% de inflación. Así, la población ya viene pagando los alimentos a precios siderales, mientras los salarios ni siquiera llegan a empatar los niveles inflacionarios.

“Hay listas con aumentos muy exagerados que los proveedores tienen que retirar. Es parte de este proceso desprolijo, caótico, en el que algunos tratan de sobrevivir y otros, de sacar ventaja”, afirman desde la Cámara Argentina de Supermercados (CAS). Sin embargo, la liberalización de precios que promueve Milei es ahora cuestionada por los mismos supermercadistas y empresarios que presionaban por el fin del programa Precios Justos para poder remarcar en función de mantener sus rendimientos, incluso recurriendo a desabastecimientos para que les autoricen nuevos incrementos.

Ahora, en el DNU que Milei anunciaría esta noche se derogaría la Ley de Góndolas, la cual sostiene que los supermercados deben ofrecer un mínimo de cinco proveedores de un mismo producto por góndola. La norma, desde ya, no salvaguardó a los consumidores del hundimiento en estos años, pero su eliminación es parte de toda una orientación que atenta contra el poder adquisitivo de la población trabajadora, incluida la devaluación y la liberación de los cupos a la exportación de alimentos sin abastecer antes al mercado interno, como es el caso de la carne que ya está generando subas extraordinarias.

El gobierno busca liberar los precios mientras a la Tarjeta Alimentar le otorga un magro aumento del 50%, recortan las entregas a los comedores populares, congelan los programas sociales como el Potenciar Trabajo, no hay anuncios para salarios y le saca la movilidad y los bonos compensatorios a las jubilaciones. Por eso se ensaña con las organizaciones piqueteras que salen a la calle a enfrentar este ajuste. Este es uno de los tantos motivos por los que el movimiento piquetero y el sindicalismo combativo movilizan esta tarde a la Plaza de Mayo, porque la única forma de combatir el hambre y la miseria que el Ejecutivo quiere profundizar sobre la población es en las calles.

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