El discurso de Nicolás del Caño
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La expectativa que había generado el acto de Atlanta entre la militancia de la izquierda planteaba obligadamente a todos los partidos del FIT la necesidad de formular un curso a seguir. Por la estructura del acto ese papel les correspondía especialmente a los tres oradores finales. Por el PTS ese lugar en la tribuna lo ocupó Nicolás del Caño. En su discurso, sin embargo, estuvo ausente una crítica al desarrollo del Frente de Izquierda durante el año. Pasó por alto que desde la asunción del gobierno de Macri el FIT no ha realizado ninguna acción como bloque político, ni siquiera el tradicional acto del 1° de Mayo. Esta situación, visualizada críticamente por la militancia de la izquierda, no mereció ninguna reflexión; es más, fue ocultada apelando a la afirmación de que las diferencias que se plantearon fueron de carácter “táctico”. Pero si así fuera, entonces ¿por qué no hubo acto del 1° de Mayo ni acciones comunes del FIT? Ninguna diferencia táctica puede explicar un divisionismo que lleva un año entero y que se extiende a terrenos diversos, desde la acción en los sindicatos a la ruptura de los bloques unificados del FIT en el Congreso Nacional y en las legislaturas.
Es indudable que el recurso de calificar como “tácticas” las divergencias que se han planteado busca reducir o eliminar su naturaleza política. Sin embargo no fue lo que ocurrió. La participación en movilizaciones kirchneristas reivindicatorias de Milagro Sala o Hebe de Bonafini junto con los Parrilli y Boudou, la participación en un foro contra la violencia institucional con Horacio Verbitsky, la ruptura del acto del 1° de Mayo en sintonía con una jornada votada por el PT de Brasil, así como el antecedente de haber realizado una campaña electoral contra los “hijos de Menem”, son las expresiones más burdas de una orientación pro-kirchnerista al interior del Frente de Izquierda.
En relación a cómo continuar, Del Caño planteó que había que “ampliar al FIT” pero sin precisar destinatarios concretos. Así, bien podría interpretarse como un saludo a la bandera, o sea, como una propuesta para zafar. Pero hay antecedentes que deben tenerse en cuenta. Frente al balotaje presidencial, el PTS propuso armar un campaña común con otras fuerzas de izquierda, como el MST y el MAS, que son hostiles al FIT. Nosotros rechazamos esa política, caracterizando que conducía a trasformar al Frente de Izquierda en una especie de PSOL -en alusión al partido brasilero, de cuño clerical, al que tanto IS como el PTS le han aportado candidatos en las recientes elecciones. En ocasión de las elecciones pasadas, el Partido Obrero defendió enérgicamente la participación y colaboración de grupos sociales o políticos con el FIT, sobre la base de una clarificación política. Esa integración, sobre la base de acuerdos definidos, fue rechazada por el PTS. Ahora, se ha largado un planteo de integración sin principios políticos claros. El diario La Nación puso en boca de Del Caño que la propuesta ampliatoria llegaba hasta el anti-izquierda Luis Zamora, algo que no fue desmentido hasta el momento.
Cuando debió enumerar los desafíos del FIT, Del Caño priorizó la pelea por “más diputados”, trazando como perspectiva de desarrollo la cuestión electoral. Calificó que la gran disputa será la provincia de Buenos Aires, adonde habría que poner esfuerzos especiales, lo que fue entendido por muchos como una posible postulación por ese distrito. Es sabido que la provincia de Buenos Aires, por su cantidad de electores, es la más accesible para conseguir un diputado. Detrás de las frases grandilocuentes por la “batalla bonaerense” podría esconderse un derrotismo en relación con las posibilidades de renovar la banca por Mendoza.
Del Caño concluyó con una defensa del “frente único obrero” y el reclamo de un paro de la CGT. Pero como el PTS ha saboteado la mayoría de las acciones del clasismo durante este año, el “frente único obrero” bien podría entenderse como un seguidismo a la burocracia sindical.
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Pirotecnia
Los tres partidos que componen el FIT establecieron en el acta de convocatoria al acto de Atlanta la prohibición del uso de pirotecnia. El sentido de la decisión era bien político: evitar que el acto se transformara en un show electoralista. El gasto que suponía la pirotecnia se contradice, además, con la austeridad que es propia de una organización obrera y socialista.
El PTS, sin embargo, rompió ese acuerdo de manera unilateral y sin avisar, desplegando una gran cantidad de pirotecnia, que impidió incluso seguir el discurso de Nicolás del Caño. Armaron, así, el show que habían rechazado en un acta previa. Los acuerdos se hacen para cumplirse. Advertimos que quien los viola, lo hace considerando que no habrá nuevas acciones comunes.
Foto: Cecilia Flores Isaac