Políticas

1/6/2006|948

“El ejército del Belgrano”….Cargas


Para juntar 150.000 personas o incluso menos, el gobierno movilizó, para el pasado 25 de mayo, un aparato fenomenal, que no escatimó el uso de recursos económicos del Estado. Con mucho menos plata Herminio Iglesias había logrado quemar su propio ataúd, en 1983, en la avenida 9 de Julio, ante un número de personas tres veces superior. Si a Clarín la concentración kirchnerista le pareció una exhibición “de poder” es, por lo menos, no por falta de perspectiva sino de retrospectiva. O quizás lo confundió el rejunte, bajo el mismo techo político, de la ‘patria sindical’ que se dedicó al secuestro de activistas bajo la democracia isabeliana con las madres o familiares de las víctimas. ¿O hay alguien que ignore que entre los animadores de la ‘fiesta patria’ había muchos antecesores de Patti? Menos mal que los abrazos se limitaron a Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto.


 


De todos modos, la debilidad política de la concentración no fue su número, sino su contenido. Kirchner dejó en claro esta realidad a pesar suyo, cuando le dedicó a la multitud apenas unos quince minutos. Un líder que trae gente de todo el país para anunciarle que ‘volvimos’, es porque no tiene un rumbo para ofrecerle. Después de todo, el incremento de los excedentes fiscales, que oficia como el verdadero programa del gobierno, se obtiene a costa del sacrificio de los que fueron a la Plaza. Los artífices de la ‘fiesta’ y el propio Presidente llegaron trajinados y baqueteados por una década de colaboración con el menemismo y con el cavallismo.


 


La concentración del 25 fue una iniciativa de arriba, no de abajo, aunque los de abajo estuvieran en la Plaza. Pero no estaban allí como protagonistas sino bajo la sombra del poder, que tampoco los quiere como protagonistas. No es casual que el acto no fuera convocado como un factor de lucha, para pesar y decidir en un conflicto, sino precisamente al revés, cuando luego de los acuerdos con Moyano, estableciendo el tope a los aumentos salariales, y la desmovilización de Gualeguaychú, el gobierno creyera que la Plaza no sería una caja de resonancia de conflictos. La ‘fiesta’ a la que aspiraba el oficialismo es una prueba de su conservadurismo. Por eso mismo, la convocatoria gubernamental, cualquiera haya sido el número de la concurrencia, careció de contenido.


 


‘Concertemos’ mientras el lobo no está


 


Todo indicaría que Kirchner no comparte la caracterización de que el acto reflejó una acumulación de poder, porque en su discurso propuso una concertación, ‘a la chilena’, a los radicales y a los socialistas. Aparentemente, el gobierno entiende que su base de apoyo es reducida o en todo caso extremadamente contradictoria para ser verdaderamente una base. Pero la propuesta agregaría nuevas contradicciones. El planteo, de todos modos, encierra una amenaza no muy velada al justicialismo, porque a mayor número de participantes menor es el reparto. Pero mientras Kirchner hablaba en la Plaza, el justicialismo de Santa Fe se encontraba en movilización, impulsado desde la Rosada, para impedir que el socialista Binner gane la gobernación de la provincia el año que viene. No por nada fue uno de los primeros en rechazar la ‘concertación’ y en oponerse a la ‘borocotización’ de Polino. El método de gobierno de Kirchner sigue siendo el de la chequera.


 


El que no fue aludido por la propuesta fue Lavagna, que tampoco se dio por aludido. El ex ministro sigue haciendo un trabajo de zapa verdaderamente metódico, porque apunta a una cuestión que preocupa a los gobiernos imperialistas y a la burguesía mundial, que es la crisis política en América Latina y los choques de Venezuela y Bolivia con uno u otro sector de los monopolios internacionales de los hidrocarburos. Lavagna utiliza la crisis internacional para forzar al gobierno a definiciones políticas que desenmascaren su duplicidad y lo debiliten internamente. Frente a la embestida de Lavagna, el gobierno ha reaccionado a lo montonero, acusándolo (palabras de Kunkel) de agente del Opus Dei. Con Bergoglio del otro lado defendiendo al jesuitismo, lo único que nos falta es una guerra religiosa. Es también Lavagna el que advierte que la recuperación económica está condicionada por los recientes derrumbes financieros internacionales. El gobierno, por su lado, no ha dicho una palabra sobre este espectacular cambio de escenario, aunque Felisa Miceli ya habla más seguido de un ‘fondo anti-cíclico’ para enfrentar la crisis, aunque se trate de una crisis, que si prosigue como viene, está a prueba de cualquier fondo, sea anti-cíclico o no. El nombramiento, por parte de Bush, de uno de los jefes de la especulación internacional, para la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos, es significativa porque representa, de un lado, el retorno de los grandes bancos de inversión al gobierno norteamericano, luego de casi diez años de ostracismo, y porque, del otro lado, son esos bancos los que se encuentran más amenazados por una crisis financiera. Esta vez no le quedará a Kirchner ni la posibilidad de mandar la plata del Estado nacional a Suiza o a Luxemburgo, como hizo con el dinero de Santa Cruz.


 


El ejército de Belgrano…Cargas


 


De todos modos, la adhesión de papá Macri al kirchnerismo es la verdadera noticia de la semana. Aunque con un castellano que arrastra el italiano, papá Macri fue clarísimo: hay que apoyar a Kirchner porque sabe hacer negocios. En Balcarce 50 tenemos a un CEO (Chairman Executive Officer) montonero. Mientras esto siga así, o sea mientras dure, hay que apoyar al Frente para la Victoria. Desde Prensa Obrera venimos señalando desde hace tiempo esta concertación del dinero, desde que Macri largó sus negocios inmobiliarios en Puerto Madero en asociación con el Macro-Bansud y la Corporación del gobierno de la Ciudad. Ahora, con la entrega del Belgrano Cargas las dudas de papá Macri se disiparon: ¡incluso le echa la culpa a Menem porque Kirchner le hubiera quitado la concesión del Correo! Por eso, cuando a Kirchner se le ocurrió invocar al ejército de Belgrano, en el discurso que pronunció contra los ‘procesistas’ militares, en realidad no se refería a la expedición que intentó, sin éxito, llegar al Altiplano, sino a la concesión ferroviaria. Después de todo, cuando la clase capitalista apoya al gobierno no hay asonada militar que prospere.


 


Pero como dice el refrán, perro que ladra no muerde. La anulación de la obediencia debida y el punto final sirvió para parar las extradiciones a España, mientras que en el país se encuentran empantanadas en los tribunales. El jefe de la Armada, responsable por el espionaje de Trelew, sigue imperturbable. Los liceos militares probablemente no sean cerrados. La Gendarmería sigue en Las Heras y ahora la mandaron contra los aborígenes en Chaco. La formación del Estado Mayor Conjunto ha sido saludada como un progreso para el planeamiento militar. El gobierno pretende volver a reacondicionar cañones. Mientras los montoneros que ‘volvimos’ defiendan a Repsol y a los pulpos mineros que se están quedando con el aluminio, el oro y el zinc de Argentina, ningún milico podrá rehabilitar a la triple A.


 


Nos gobierna Belgrano… Cargas.