Políticas

16/7/2015|1372

El encuentro con la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte


La reunión que mantuvo la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y la delegación del Frente de Izquierda en la Lista Unidad, el martes 14 de julio, estuvo atravesada por diferencias de principios y de orden estratégico. El antagonismo entre las posiciones volcadas se manifestó en tres horas de debate. Altamira concurrió acompañado por Juan Carlos Giordano, Néstor Pitrola y Rubén “Pollo” Sobrero (quienes también expusieron ante los más de 15 gremios presentes) y también por los delegados sindicales Carlos Pacheco (TDO) y David Carballo (Subte, Línea B). Altamira entregó un documento a cada uno de los referentes (ver “A los sindicatos de la CATT”). Pitrola, a su vez, acercó un compendio de la veintena de leyes obreras presentadas por la banca del Frente de Izquierda en el Congreso, remarcando la ley conquistada de resarcimiento a los ypefianos.


 


 El choque de posiciones se expresó enseguida cuando Altamira, en la introducción de la reunión, puso sobre la mesa los conflictos sindicales de la Línea 60 y aeronáuticos. Cirielli (de Apta) y Fernández (de la UTA) estaban ausentes sin aviso. Al llamado de Altamira a que la CATT declare el apoyo a los trabajadores de la Línea 60, repudie la represión que estaban sufriendo y convoque una medida de fuerza, Juan Carlos Schmid, de Dragado y Balizamiento, al frente de la reunión, declaró que “los conflictos se deben encauzar en los propios lugares de trabajo” y que “no podemos llamar a un paro por un conflicto en un solo lugar”. No es la posición carnera de la burocracia de UTA, pero le hace de complemento.


 


 


Democracia sindical


 


La democracia y la independencia de los sindicatos fue un punto nodal de las divergencias. De entrada, Altamira caracterizó que los sindicatos atravesaban por una crisis sin retorno, como lo revelaba la división de las centrales obreras, pero, por sobre todo, el choque entre las bases y los delegados que pelean en los conflictos que provoca la crisis capitalista, por un lado, y las direcciones sindicales por el otro, que se encierran en la pasividad o en la agresión contra los luchadores (describió el conflicto de Gestamp y de Siderca). También advirtió acerca del apoyo de las direcciones sindicales a los candidatos patronales, que son el instrumento del ajuste devaluatorio y de tarifas que exigen las patronales. Denunció la tregua respecto del impuesto al salario, que ahora se justifica en la necesidad de no perturbar las elecciones y luego en la necesidad de no alterar los ‘cien días' del nuevo gobierno.


 


La respuesta a estos planteos consistió, principalmente, en ignorarlos, a favor de una descripción, en varios aspectos interesantes, acerca del derrumbe y la desnacionalización de las distintas actividades del transporte. El documento que había presentado Altamira se refería a lo que llama “el colapso del transporte”. Quienes recogieron el guante se dividieron entre el apoyo incondicional al modelo de la ley de asociaciones sindicales, por un lado, y quienes admitían la necesidad de poner en la agenda “la democracia sindical”. El documento presentado reclama que los paritarios y los pliegos de reivindicaciones fueran decididos por asamblea; que haya representación proporcional de las minorías (como destacaron Giordano y el “Pollo” en sus intervenciones) y se prohíba la reelección -o sea, “la aplicación de la democracia formal en los sindicatos”.


 


Altamira denunció la complicidad de las direcciones sindicales con la tercerización, y dio el ejemplo de Pedraza, que se convirtió en un sindicalista patronal, responsable del asesinato de nuestro compañero Mariano Ferryera.


 


 


 


Capital y trabajo


 


No faltó, de parte de las direcciones presentes, una defensa de la colaboración de clases, “el capital y el trabajo -dijo uno- deben unirse para lograr la grandeza nacional”, bajo una tutela del Estado. Altamira, en la intervención de conclusión caracterizó a este planteo como “una enorme fantasía”, que traspola episodios muy breves de arbitraje estatal, como ocurriera bajo el primer peronismo y el chavismo (que citó como ejemplos). Esas tentativas de ‘armonización' fueron barridas por la Libertadora, en un caso, y por la crisis y el sabotaje capitalista, en el otro. En este marco insistió en que la política de las patronales es que la crisis capitalista la paguen los trabajadores.


 


Como había sido interpelado en la reunión acerca de “la posición de la izquierda frente a las estatizaciones”, Altamira respondió que había varias categorías de estatizaciones. Una, en que el Estado utiliza sus recursos para crear una burguesía nacional. Otra, cuando estatiza para rescatar al capital en quiebra. Una tercera cuando, a través del Estado, la burguesía busca que el mercado nacional se apropie de una porción mayor de los ingresos y rentas del mercado mundial. La cuarta ocurre cuando tiene lugar una expropiación del capital para proceder a una reorganización socialista de la economía. La izquierda -dijo Altamira- puede dar un apoyo condicionado a la tercera variante, con una estricta independencia de clase, pero que apoya solamente por completo a la cuarta, en el marco de una lucha un gobierno de trabajadores (por un brevísimo momento, el observador creía asistir a una conferencia marxista).


 


Altamira advirtió que algunas estatizaciones que no son tales (denunció la indemnización a Repsol y el acuerdo secreto con Chevron) no pueden ser un pretexto para votar a ninguno de los candidatos del ajuste.


 


 


 


El desarrollo de la izquierda


 


Al final de la reunión, tal como lo hizo al principio, Altamira llamó a los dirigentes gremiales del transporte presentes a acompañar a la delegación del Frente de Izquierda a Constitución, a apoyar a los trabajadores de la 60 y al piquete montado por los choferes, y se declaró escéptico de que la propuesta fuera aceptada. La delegación del Frente de Izquierda, fue completa a reunirse con los trabajadores, a quienes se les propuso la realización de una audiencia pública en el Congreso y el apoyo a todas las medidas de lucha emprendidas. Tanto Altamira, Giordano, Pitrola y Sobrero hicieron uso de la palabra en un acto que improvisaron los trabajadores en una calurosa bienvenida.


 


El encuentro solicitado por la CATT constituye un reconocimiento objetivo e ineludible del desarrollo sindical y político de la izquierda revolucionaria. En algunos sectores de la CATT se advierte preocupación por la respuesta obrera al ajuste pos electoral. La delegación del Frente de Izquierda se valió de esta instancia de encuentro público para desarrollar sus posiciones y difundirlas a través de los medios de comunicación.


 


Todos los oradores de la delegación llamaron a votar al Frente de Izquierda.