El “Espacio Ciudadano” se licua mientras se acentuan la impasse oficial y la lucha popular
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La iniciativa del "espacio ciudadano" de "suspender" las campañas electorales y salir a reclamar la caducidad de todos los mandatos con una Constituyente incluida ha perdido impulso aún antes de haberlo tomado. Los aportes de Carrió, Zamora o De Gennaro a la movilización del 30 de agosto pasado fueron mínimos.
Pero ahora esta parálisis se ha acentuado. Esto no solamente queda demostrado por las tres semanas de intervalo que se ha establecido para la próxima marcha, el 20 de septiembre. En la reunión que programó esta segunda movilización quedaron de manifiesto algunas cuestiones que auguran un pronto fin de la campaña. Faltó hasta la voluntad de buscar los acuerdos necesarios para darle a esta segunda movilización un carácter enérgico y convocante. La simple diferencia acerca de la hora de iniciación de la marcha, motivó que se la reemplazara por una concentración en Plaza de Mayo; a pesar de que todas las organizaciones piqueteras sin excepción señalaron que la movilización no debía terminar tarde debido al estado de inseguridad y represión en los barrios, el Mst insistió en que la marcha debía comenzar a partir de las 18 horas, en atención a sus seguidores, no obreros que finalizan su labor a las 14 horas, sino de la clase media, que finaliza a partir de las 17 horas. Tampoco hubo una oportunidad de clarificar las posiciones políticas; se dio por descontado que no habría acuerdos y se rechazó la posibilidad de un documento. No se consideró siquiera la rica perspectiva de realizar una concentración con oradores y la posibilidad de mostrar las características de una dirección política. Ni se consideró la posibilidad de una manifestación política con expresiones diferentes dentro del acuerdo para "que se vayan todos". El resultado es que los campeones del pluralismo y de la diversidad volvieron a demostrar que son los fundamentalistas del pensamiento único de ellos mismos. Zamora explotó activamente la heterogeneidad de la reunión para hacer prevalecer el denominador común mínimo, es decir la variante más impotente. De Gennaro, a pesar de representar a la Cta y de actuar aliado a la Ccc, en ningún momento hizo valer esa autoridad para explorar acuerdos menos superficiales o estériles. Se tuvo la impresión de que los candidatos más conocidos no han encontrado en la campaña para "que se vayan todos" un terreno sustitutivo de la campaña electoral en la que están empeñados y a la que arden por volver lo más rápidamente posible.
Al llamado "espacio ciudadano" lo paraliza la idea de que estas movilizaciones no atraen al "hombre de la calle"; desearían ser Nito Artaza con posiciones "progresistas" e incluso "trotskistas". Pretenden reemplazar con alguna alquimia la desigual maduración de las diferentes partes del pueblo. Ignoran que el "hombre…" no gana la calle por la viveza de un izquierdista sino por el insoportable peso de la confiscación y miseria capitalistas. Las movilizaciones de la parte más avanzada y organizada del pueblo deben servir para marcar una perspectiva y ofrecer un canal; sin esta perspectiva de la parte organizada, el "hombre de la calle" no tiene ninguna posibilidad de victoria. Se ha olvidado, rápidamente por cierto, que la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre fue precedida por manifestaciones piqueteras, naturalmente or-ga-ni-za-das, que fueron recibidas, apoyadas y albergadas por los barrios de la clase media hastiados del saqueo de Cavallo y De la Rúa. Para reproducir estas circunstancias en una escala que hoy sería más elevada, es necesario acabar con la imagen de vacilación, inseguridad y pusilanimidad, y mostrar una clara determinación de luchar por la victoria; es decir, en forma organizada y consecuente.
El Bloque Piquetero y las asambleas populares más consecuentes han mostrado el camino en el alcance que le han logrado dar no solamente a las luchas que vienen de larga data, sino a las más recientes de las fábricas ocupadas por los trabajadores. Este es el camino a seguir. El sábado 28, una Asamblea Nacional de obreros ocupados y desocupados tendrá la responsabilidad de marcar el camino que unifique a todos los movimientos en lucha para profundizar la movilización y crear un polo de poder.