El FMI elimina las metas trimestrales, pero tensa la cuerda del ajuste

El imperialismo intenta evitar un estallido, en una América Latina convulsionada.

Kristalina Georgieva y Sergio Massa.

El FMI anunció que flexibilizará los controles y metas trimestrales respecto a la ejecución y cumplimiento del pacto aprobado por el gobierno nacional, supervisando las políticas de ajuste para cumplir con los objetivos anuales del programa fondomonetarista. El FMI le extiende la cuerda a un gobierno servil y tensa aún más el ajuste sobre los trabajadores, cuando llega a marzo acumulando un déficit en los primeros meses por la pérdida de reservas de más de 1.000 millones de dólares y un déficit comercial 500 millones de dólares en enero.

Este “respiro” para el gobierno llega luego de la reunión que mantuvieron el ministro de Economía, Sergio Massa, y la directora del FMI Kristalina Georgieva, y ocurre como resultado del previsible fracaso oficial en el cumplimiento de las metas trimestrales, producto de la caída de la actividad económica, las proyecciones a la baja en las exportaciones agropecuarias y los límites reales de la política económica del gobierno.

De fondo, se expresa como la orientación del imperialismo norteamericano de no sacudir el tablero político de los gobierno latinoamericano para evitar convulsiones sociales y manifestaciones contra la política del FMI en al región, como sucede con la movilización del pueblo peruano contra el golpe de Estado, las manifestaciones en Ecuador; o el propio apoyo del gobierno norteamericano a Lula contra la intentona golpista del bolsonarismo.

El pacto del gobierno con el FMI prevé llegar a fin de año con un déficit fiscal que se reduzca a 1,9% del PBI –para 2022 fue del 2,4%- y un límite a la emisión monetaria del 0,6%. Respecto a la acumulación de reservas netas se estipula que el FMI flexibilizará el objetivo anual para 2023 de 4.800 millones de dólares. Se trata de algo llamativo ya que las mismas razones por las cuales el gobierno no llega a cumplir las metas trimestrales son las que demandarán un mayor ajuste para cumplir con las metas fiscales, debido a menores ingresos.

El gobierno cumplió con la meta del 2022 de 5.000 millones de dólares de reservas, luego de que el FMI la rebajara en 800 millones dólares y a fuerza de endeudamiento, trasladando el saldo restante al ejercicio del 2023; sin embargo, arrancó el 2023 con números rojos, y no se prevé que se pueda cumplir con los objetivos pactados.

Una cuerda que ahorca al pueblo trabajador

La eliminación de las metas trimestrales no obsta a que el FMI ejerza un control directo sobre el trazo grueso de la política económica del gobierno nacional, algo que se expresa en la insistencia de ir a fondo con la segmentación tarifaria contra los trabajadores y el recorte del 0,5% del déficit que hoy se destina a subsidios energéticos.

El FMI considera positivas las gestiones de Sergio Massa y Alberto Fernández, que se expresan en los recortes en el gasto público –con 100.000 despidos en el Potenciar Trabajo-, el ajuste vía inflación, el ataque a las paritarias con los sucesivos techos salariales (ahora del 60%) y un salario mínimo de indigencia, entre algunas medidas antiobreras.

El organismo multilateral de crédito también seguirá presionando sobre la política monetaria y el desdoblamiento cambiario, forzando a una mayor devaluación, algo que vienen remarcando con la oposición a nuevos regímenes cambiarios especiales sobre la base de una liberalización de los negocios capitalistas, que podría terminar por trastocar los fundamentos endebles de la economía nacional.

La política del FMI es a los fines de evitar que estalle el “programa económico de ajuste” debido a la manifestación palmaria del fracaso del pacto del FMI como guía para estabilizar la economía argentina. En lo que han podido avanzar es en el ataque a las condiciones de vida de los trabajadores, con más pobreza e indigencia en las calles.

La economía se hunde

La reducción en el ingreso de divisas sumará más complicaciones para la industria y la actividad económica con nuevas restricciones al acceso a las importaciones, en el cuadro de un encarecimiento de las mismas.

A su vez, el “cumplimiento” de las metas en el pasado fue a fuerza de distorsiones económicas y de medidas comprometedoras, para presentar una imagen que no se condice con la realidad económica del país, por medio de más endeudamiento en dólares, artimañas contables y una bicicleta financiera que crece a razón de billones de pesos, entre otras cosas.

Las “facilidades” del FMI para con el gobierno implican tensar la cuerda del ajuste sobre los trabajadores y el pueblo. Es hora de cortar la cuerda y deshacernos del programa de ajuste que ahoga al pueblo trabajador. Algo que requiere de la expulsión del FMI, el no pago de la deuda externa y un programa independiente de la clase obrera.