Políticas

5/8/2004|862

El FMI haría de nuevo lo mismo

EL FMI acaba de ratificar que fue el artífice de la devaluación del peso que Eduar­do Duhalde concretó en enero de 2002. Prensa Obrera lo fue advirtiendo en estos términos a lo largo de 2001. Por eso, cuando Duhalde asumió el Gobierno, el 4 de enero de 2002, en Prensa Obrera dijimos: “Duhalde: un gobierno golpista de la Unión Industrial y el Tesoro norteamericano”.


Duhalde desplazó a Adolfo Rodríguez Saá, a través del golpe de los gobernadores, porque el puntano, que había declarado el default so­bre una parte de la deuda, se negaba a deva­luar el peso. El Fondo, en cambio, sostenía que primero había que devaluar. “Domingo Cavallo quería renegociar la deuda sin deva­luar. Y eso no era posible”, dijo una de las redactoras del informe del FMI (Clarín, 30/7).


Cuando Rodríguez Saá quiso remplazar la devaluación del peso mediante la creación de una tercera moneda, el argentino, decretó su propia defunción


El puntano ha empapelado Buenos Aires diciendo que el FMI acabó dándole la razón. Reclamar el asentimiento del FMI es un cipayismo que retrata a Saá de cuerpo entero. Pero indica que el puntano no entendió nada: el FMI quería la devaluación, además del default, por eso hundió a Cavallo y al pro­pio Rodríguez Saá.


El documento del FMI dice que el blin­daje financiero que le otorgó a la Argentina- en enero de 2001 fue correcto porque toda­vía se podía defender la convertibilidad. En verdad, el blindaje financiero fue un opera­tivo del FMI para rescatar los grandes fon­dos especulativos porque sirvió para finan­ciar la fuga de capitales. Luego, en mayo y setiembre, el FMI desembolsó otros 9.000 millones de dólares para financiar el último tramo de esta fuga, Una vez que se fugaron los 20.000 millones de dólares, el FMI le ba­jó el pulgar a la Argentina. Era diciembre de 2001.


La Unión Industrial, comandada por el grupo Techint, se lanzó a agitar la devalua­ción (y el derrocamiento de De la Rúa) una vez que tuvo la evidencia del respaldo del FMI. De Mendiguren, un hombre de Techint, pactó en octubre de 2001 con Anne Krueger la devaluación del peso. Cuando Duhalde de- valuó, la vieja Krueger gritó alborozada, se­gún La Nación (20/01/02): “Por fin”.