Políticas

24/6/2017

El fracaso de la “seguridad” de Scioli y Vidal

Conurbano sur, una caldera en ebullición.


En las últimas dos semanas, los choferes de distintas líneas de colectivos de la zona Sur, paralizaron el servicio tres veces por la muerte y agresiones a los trabajadores del transporte público. El asesinato de un chofer en Claypole provocó un paro en 60 líneas, una medida de fuerza impuesta por los trabajadores desde abajo, obligando a la UTA a movilizar hacia La Plata. Los choferes son asaltados en pleno recorrido, o terminan siendo víctimas fatales como Carlos Sánchez de 42 años asesinado tras una balacera barrial por una bala perdida. Esta situación ha puesto nuevamente en el tapete el problema de la inseguridad en los barrios de la provincia.


 


El retrato de un régimen social


 


Las salidas de todos los gobiernos ante el problema de la inseguridad ha sido, desde hace más de una década, reforzar el aparato de “seguridad” colocando miles de nuevos agentes policiales. Han inventado las policías comunales, aumentado el sueldo de la bonaerense, exonerado a cientos de comisarios y oficiales, y aumentado enormemente su presupuesto. Una batería de “medidas” que solo han logrado alimentar todo un entramado de delitos organizados y orquestados desde el mismo aparato de seguridad estatal.


 


Ante la ola de violencia sobre los choferes del transporte público, el gobierno ha tomado medidas, parando a los colectivos y cacheando a los pasajeros, amedrentando así a la población trabajadora, que es la que utiliza necesariamente transporte público.


 


Muchos apuntan a culpabilizar a los sectores más empobrecidos por la inseguridad. Lo hace la derecha y también el centro izquierda, cuando en realidad es el régimen social desde el mismísimo seno del poder el que orquesta el delito. Los gobiernos responsables de la pobreza, se valen de la desesperación frente a esta situación para reclutar bajo amenaza en los barrios. 


 


La bonaerense es la que garantiza la red de robo de automotores, los desarmaderos, la venta del paco, y todo tipo de droga. Plantear que se refuerza la seguridad poniendo más agentes en las calles, es como llenar de lobos un gallinero, y que el gatillo fácil siga cobrándose nuevas vidas.


 


El Partido Obrero tiene un programa. Desbaratar a las redes de trata y del narcotráfico yendo a la cabeza del problema. La revocabilidad de los cargos de la justicia, la elección democrática de jueces y fiscales, la apertura de los libros de guardia de las comisarias, el control de los trabajadores de los órganos de seguridad, y la firme decisión de ir contra el delito. Para esto, es necesaria una poderosa movilización política del conjunto de trabajadores y explotados en cada distrito y en todo el país, que se trace como objetivo reorganizar este régimen en franca putrefacción en función de los intereses las grandes mayorías populares.