Políticas

21/6/2007|997

El fracaso de los fideicomisos

La recuperación económica se ha hecho sobre la base de la quiebra del país y esa quiebra le está poniendo un límite al crecimiento. Tanto a fines de mayo como en el último fin de semana los cortes de energía a las industrias provocaron caídas en la producción. “De no haber existido, la producción sería mayor” (Clarín, 3/6).


Consciente de que la falta de inversiones en energía y el caos social subsiguiente lo perjudican, el gobierno ha creído encontrar un sucedáneo en los fideicomisos, pero a cuatro años de andar, acumularon las contradicciones necesarias, especialmente el enfrentamiento de camarillas por su control, como para reventar en el caso Skanska, que ha puesto de relieve que las obras energéticas financiadas por esta vía han sido ocasión de una gran corrupción.


Pero no sólo es la corrupción. El esquema de los fideicomisos tampoco dio respuesta a las necesidades concretas.


De todos sus planes y anuncios basados en fideicomisos, el gobierno depositó sus expectativas de corto plazo en tres: dos nuevas centrales térmicas (Belgrano, en Campana, y San Martín, en Rosario) que agregarían un 10% más de potencia a la capacidad instalada; el incremento de la capacidad de transporte de gas, y el incremento de la capacidad de transporte de electricidad. En sus análisis, en 2004, estos tres trabajos podían, juntos, alejar la crisis. Pero en la central térmica de Campana “recién están terminando la etapa de movimientos de suelo. Aún no empezó la obra civil, no se conoce el contrato que les dará el gas y no está claro cómo terminará siendo el financiamiento” (La Nación, 3/6). El diario agrega: “Pese a que los anuncios hablaron de que a fin de 2006 iban a estar terminadas (…) no se sabe si la Belgrano estará lista para mediados del año próximo. La termoeléctrica San Martín tiene plazo de finalización aún mayor” (ídem).


En el caso de los gasoductos, la situación es igual de mala. La primera ampliación de los gasoductos agregó un 3% de capacidad de transporte. Luego del estallido de Skanska, se han detenido las obras de ampliación. La Nación (3/6) señala que la investigación de Skanska “ha paralizado toda la obra pública”, especialmente la segunda ampliación de los gasoductos, que iba a incrementar en 17% la capacidad de transporte y que se descubrió que tenía un sobrecosto del 40%.


En la ampliación del transporte eléctrico, la longitud en kilómetros de la red de alta tensión creció entre 2001 y 2006 apenas un 3,7%. La constitución de fideicomisos trabó las licitaciones de las líneas Comahue-Cuyo, Mendoza-San Juan y Rodeo-Recreo, así como la tercera línea desde Yacyretá hacia Rosario y Buenos Aires.