Políticas

16/5/2022

El fraude estadístico del salario mínimo empatando a la inflación

Acerca del informe de la Celag que analiza la pérdida de su poder de compra.

Foto: EFE

Los aumentos salariales en cuotas que no son acumulativas, sumado a actualizaciones del salario que terminan empatando a la inflación pero de manera tardía, son formas más veladas de consagrar una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores.

Un estudio publicado por la Celag retrata esta problemática tomando como ejemplo la evolución del salario mínimo. Por un lado, el mismo ha estado sujeto a aumentos que están directamente por debajo de la inflación; de este modo, durante los dos últimos años del gobierno de Macri el salario mínimo perdió en términos reales $131 mil al valor actual. A su vez, desde que asumió Alberto Fernández a esta parte, aumentó 131% mientras que la inflación del período fue del 150%.

Ahora bien, en octubre 2021 la suba del salario mínimo logró empatar a la inflación acumulada; sin embargo, eso no recompuso la pérdida de ingresos del período precedente, equivalente a $95 mil actuales durante los 22 meses previos donde el aumento escalonado del salario mínimo corrió por detrás del índice de precios. Dicho de otra manera, en cada mes que el índice de inflación superó el índice de aumento salarial, la capacidad de compra del trabajador se fue achicando; por más que esta se amplíe si en algún mes el incremento salarial equipara a la inflación, no llega a compensar lo que se dejó de consumir en los meses de pérdida salarial.

De todas maneras, luego del aumento de octubre 2021, desde noviembre 2021 hasta abril 2022 el crecimiento del salario mínimo fue superado ampliamente por la inflación, generando una pérdida equivalente a $21 mil a valor actual. A su vez, con el nuevo cronograma de aumentos del salario mínimo (que lo lleva a $47.850 en agosto), el informe afirma que “si la inflación mensual entre mayo y diciembre fuese igual a la observada en el primer trimestre (5,7 % mensual promedio), al finalizar el año el salario mínimo a valor actual sería de unos 11,5 mil pesos inferior al vigente, es decir, un 29 % menor”.

Otro aspecto del problema está dado por los aumentos salariales en cuotas no acumulativas, cuando el índice de inflación mensual sí se suma al del mes anterior. El Consejo del Salario Mínimo fijó variaciones para el 2022, que, si bien el gobierno resolvió adelantarlas, se harán sobre el salario mínimo de febrero de $33.000. Cabe destacar que, a pesar de la demagogia desenvuelta respecto al punto, el kirchnerismo carece de un planteo para recomponer el poder de compra del salario mínimo; en su lugar, se limitaron a proponer el adelantamiento de las cuotas. No olvidemos que mantener en niveles de indigencia el salario mínimo, a cuyo valor están atados los programas sociales, forma parte del ajuste fiscal requerido por el FMI.

Finalmente, lo que ocurre con el salario mínimo se replica en la inmensa mayoría de los lugares de trabajo. Los techos a las paritarias, las sumas de aumento no acumulativas y las actualizaciones salariales que llegan tarde son moneda corriente en los acuerdos salariales que imponen las distintas patronales, en alianza con el gobierno y la burocracia sindical, provocando un retroceso generalizado de los ingresos de la población trabajadora. Por lo tanto, se vuelve indispensable votar en asamblea delegados paritarios que verdaderamente defiendan los intereses de las bases y discutan un salario mínimo de $180.000 con aumentos indexados a la inflación mensual, donde cada incremento se sume al salario actualizado en el mes anterior. Para defender el bolsillo popular necesitamos un paro nacional y un plan de lucha ya.