Políticas

24/1/2002|738

El Frenapo con los devaluadores

No es casual que el Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo), que estuvo totalmente ausente de las jornadas revolucionarias que derribaron a De la Rúa y Cavallo, saliera después a declamar que “no hay salida a la crisis por fuera de las instituciones” (22/12). Era un llamado a respetar las decisiones de la Asamblea Legislativa, en momentos en que las masas se movilizaban revolucionariamente. Abiertamente, proclamó: “Es imprescindible evitar la capitulación definitiva del sistema político y fortalecer un acuerdo parlamentario…”.


Para Carlos Heller (dirigente del Frenapo y titular de la Asociación de Bancos Públicos y Privados), “si se pudiera lograr un gobierno de unidad nacional con todas las fuerzas políticas sería perfecto” (La Nación, 31/12).


Pero las propuestas del Frenapo lo delatan todavía más. El Frenapo propone “pesificar todas las operaciones” bancarias. Es decir, no sólo los créditos menores de 100 mil dólares, como anunció el gobierno, sino también las deudas multimillonarias de los monopolios, lo que significa licuarlas. ¿Cómo se financia esto? “Pesificando” los depósitos, o sea expropiando los depósitos retenidos por el “corralito”. El Frenapo defiende a Macri, Techint, Clarín y Exxel, contra la clase media.


En una declaración firmada por De Gennaro, Carlos Heller, Francisco Dos Reis (dirigente de la Apyme), Verbitsky, Claudio Lozano y el dirigente del Polo Social y piquetero D’Elía —todos integrantes de la mesa nacional del Frenapo—, titulada “Con voluntad política se puede salir del corralito”, se anuncia que “hay distintos mecanismos posibles” para ello. Por ejemplo, un “cronograma” de devolución de los depósitos a medida que vayan venciendo los créditos otorgados a las grandes empresas. ¿Y con los créditos de las empresas que fueron vaciadas? Gran parte de los mismos no podrán ser devueltos porque dichas empresas están en quiebra.


Detrás de esta pantalla, Carlos Heller salió a apoyar “la decisión del gobierno de abandonar el esquema de convertibilidad y también las medidas (de defensa del ‘corralito’)…” (Clarín, 6/1).


Porque, finalmente, el Frenapo fue uno de los mayores fogoneros de la devaluación: “sólo en este nuevo contexto podía formularse la recuperación gradual de la política cambiaria”.


El apoyo al gobierno de Duhalde elimina cualquier duda sobre el carácter a ntiobrero y antinacional del Frenapo: ya no se trata de una propuesta “reformista” redistributiva, sino del apoyo a un gobierno continuista del viejo régimen proimperialista y antiobrero al cual se le enfrentan las movilizaciones de las masas.


La parálisis de la CTA, subordinada políticamente al Frenapo, se evidencia en la participación en una “concertación” con la Iglesia, el gobierno y la ONU. De Gennaro no ahorra en cinismo cuando declara, luego de su entrevista con el “poder”: “Duhalde me dijo que se acabó la rentabilidad financiera” (La Nación, 5/1).


Echegaray, el secretario general del PC, en la sesión pública de su Comité Central (5/1) reiteró que la estrategia de la unidad de la izquierda es un paso para “trazarse políticas de contacto y alianzas con sectores del progresismo” (Propuesta, 10/1). Para el Comité Central del PC el Frenapo es sinónimo del progresismo y por eso integra su dirección.


Es necesario que las organizaciones de la CTA y la izquierda rompan con el Frenapo y Duhalde, y adopten un curso antimperialista y obrero:


• Estatización de la banca, bajo control de sus trabajadores

• Desconocimiento de la deuda externa

• No a la devaluación. Salario mínimo indexado de 600 pesos y subsidio al desocupado de 500 pesos. Disponibilidad de los depósitos de los pequeños ahorristas.

Basta de cháchara: Plan de Lucha. Huelga General. Asambleas Populares. “Que se vayan todos”: Asamblea Popular Constituyente soberana, nacional, en las provincias y municipios.