Políticas

3/7/2003|807

El frente ibarrista, contra la salud

El PO defendio la construccion del hospital

En la tarde del sábado 28, más de 500 vecinos de Lugano concurrieron a la audiencia pública convocada oficialmente para debatir sobre la instalación de un hospital en la zona. La audiencia – no vinculante – fue arrancada por el movimiento vecinal que, desde hace años, impulsa esta reivindicación, y que integran asociaciones vecinales, organizaciones villeras y gremiales (Ate, oposición de médicos municipales), entre otros.


La zona de Lugano reúne hoy a 300.000 habitantes, el 10% de la población de la ciudad, y no cuenta con un hospital propio, siendo la región con mayores índices de desempleo, pobreza, mortalidad infantil y desnutrición de la Capital. El distrito cuenta con algunas salas de atención primaria mal atendidas y con escasa estructura. Por ello, el vecino que requiere de alguna atención elemental debe trasladarse a los hospitales Piñero o Santojanni.


En el inicio de la audiencia, varios médicos y sanitaristas de la zona fundamentaron, con datos y testimonios concluyentes, la necesidad del hospital.


Macri, el gobierno y sus aliados


Todo hacía pensar, en ese cuadro, que la audiencia consistiría en un monótono desfile de “declaraciones de apoyo” a la construcción del hospital. No fue así: en torno de esta reivindicación elemental se delinearon posiciones políticas cruciales por parte de quienes gobiernan – y pretenden gobernar – la ciudad. Mauricio Macri no tuvo voceros propios en la audiencia. Apenas una dudosa “periodista zonal” se animó a “leerle a la audiencia la propuesta de Macri”, favorable a la construcción de “un hospital de alta complejidad”. Pero con un curioso detalle: el hospital “de Macri” sería construido en un predio lindero a la Villa 15, actualmente ocupado por viviendas. Para Macri, el hospital debería ser precedido por un desalojo de vecinos que, según definió la puntera, “de todos modos son seres humanos”.


Pero para el pueblo de Lugano, la sorpresa mayor vendría del lado de los varios diputados del gobierno presentes en la audiencia: Peduto (Ari), Yelicic (Ps), la kirchnerista Juliana Marino, y la ex aliancista Beatriz Baltroc, ahora con Bonasso, es decir, con Ibarra y Kirchner. Todos los ibarristas eludieron pronunciarse sobre la reivindicación del hospital, cuando no se manifestaron abiertamente en contra de él. Ello, con el argumento de que debe “priorizarse la atención primaria en salitas periféricas”. Todos ellos saben, sin embargo, que las salitas están destruidas, y que las organizaciones vecinales y villeras peregrinan por la Legislatura para que funcionen efectivamente.


La intervención de Marcelo Ramal


Marcelo Ramal, del PO, fue el primer vocero político de la audiencia que defendió, sin reservas, la instalación del hospital, lo que fue recibido por el público con un aplauso cerrado. Ramal rebatió los argumentos de los técnicos del gobierno y de los diputados oficialistas. Entre ellos, el que sostuvo que la “oferta de salud en la zona debía adaptarse a la demanda. Y las estadísticas demuestran – según estos técnicos – que todos los requerimientos que llegan a los centros primarios y hospitales de referencia más cercanos se satisfacen”.


Ramal señaló que la realidad era exactamente la contraria: era la demanda de sal ud la que se veía forzada a adaptarse a una oferta sanitaria restringida y en ruinas, por un lado, y a la miseria social, por el otro. “Hay una parte de esa demanda que no llega al hospital público, cuando el trabajador no puede ni costearse el transporte hasta el hospital. Otra parte de la demanda se autolimita, cuando el vecino sabe que no podrá comprar los remedios. Y finalmente, tenemos el indigno sistema de racionamiento que ha impuesto la Secretaría de Salud de la Ciudad, consistente en hacer concurrir a la gente a las 2 ó 3 de la mañana en busca de un turno”. Ramal respo ndió también a quienes pretendían oponer la necesidad del hospital con la instalación de salitas. “En una población enferma, desnutrida y mal atendida sanitariamente, si mejoramos y extendemos los centros de salud primaria, va a aumentar luego la demanda de atención hospitalaria, como resultado de las derivaciones. Necesitamos las salitas y el hospital”. Juliana Marino, posible candidata a vicejefa de gobierno de Ibarra, dedicó su intervención, exclusivamente, a atacar el planteo del PO. Marino acusó a Ramal de “medicalista”, exhibiendo así todo el arsenal del “progresismo” cuando pretende revestir con argumentos “modernos” una política de ajuste de la salud. Cuando una población – como la del sur porteño – está golpeada por la miseria social, el desempleo y la caída de todos sus indicadores de calidad de vida, se trata justamente de ser “medicalistas”, es decir, de incrementar intensamente las posibilidades, no sólo preventivas, sino también terapéuticas del sistema de salud. Quien, en esas condiciones, opone la “prevención” a la cura, sólo pretende justificar una política de desmantelamiento hospitalario. Ni qué decir que estos partidarios de la “prevención primaria” integran un gobierno que ha dejado venirse abajo a las salitas, y particularmente en el castigado sudoeste de la ciudad. De todos modos, Marino fue interrumpida – y abucheada – por buena parte del público, que le exigía un pronunciamiento positivo sobre el hospital que, naturalmente, no estaba en condiciones de dar.


Balance


La audiencia pública fue un verdadero laboratorio respecto de la lucha política planteada en la ciudad, de cara a las elecciones. Desnudó, en primer lugar, la mezquindad y el carácter ajustador del amplio bloque centroizquierdista que apoya a Ibarra, desde Kirchner a Bonasso. Por referencia a éstos, hasta los voceros de Macri aparecieron a su izquierda, al pronunciarse a favor de la construcción del hospital. El “fantasma derechista” de Macri no es, por lo tanto, una mera creación de los banqueros menemistas, sino que explota demagógicamente el carácter declaradamente antipopular de la figura de Ibarra.


El público de la audiencia reunía a integrantes de vecinales, de asambleas populares, delegados villeros, y punteros de toda laya. No queda claro, sin embargo, a quiénes defendían todos ellos en la audiencia: los diputados del gobierno fueron recibidos fríamente, cuando no abucheados o repudiados. Lo mismo ocurrió con la vocera de Macri. La audiencia exhibió, por lo tanto, la fragilidad de toda la política patronal cuando se enfrenta a las apremiantes necesidades populares. La simpatía expresada hacia el PO – en un lugar dominado por otras presencias – , revela que tenemos, en estos sesenta días de campaña, mucha “tela para cortar” en la lucha por llevar a la Legislatura a representantes genuinos del pueblo trabajador de la ciudad.