El gabinete de Menem

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El gabinete de Menem ha sido bautizado con justeza “BB" porque el futuro presidente arrendó directamente su gobierno y, por lo tanto el Estado, al pulpo Bunge y Born. Menem no designó a un empresario al frente del ministerio de economía sino al burócrata de una gran empresa que asume no en representación propia sino del pulpo. De este modo, un monopolio económico, y no cualquiera, se ha apropiado de la Argentina mediante un contrato de alquiler (“leasing").
El Estado es en general más fuerte cuando puede disimular su condición de instrumento de los explotadores, manteniendo consecuente la ficción de que representa el interés general. Con el gobierno de BB ocurre lo contrario: el Estado asume un carácter privado, relegando el interés general a la filantropía o beneficencia social. El capital se identifica directamente con el Estado y el Estado con el capital. Algunos dicen que esto refleja la “cultura de la empresa" que se ha apoderado de Argentina. Pero en este caso el Estado va a sufrir todos los conflictos y luchas que se den en las empresas, sin la mediación engañosa de los “políticos” burgueses. Está claro, entonces, que BB y sus compinches, junto al privilegio directo del poder, aumentan sus riesgos. Esto retrata su situación de crisis y la del Estado. Necesita de éste para protegerse en forma directa y para asaltar, aún más directamente, las finanzas públicas. Arruinadas, éstas serán reconstruidas a costa del pueblo, para poder seguir alimentando el parasitismo capitalista El Estado y el gobierno menemista dependen ahora del Balance de Bunge y Born y de su cuenta de resultados.
Menem no puede subir sobre bases más frágiles. El movimiento político que se reputa de nacional no representa otra cosa que intereses, no ya particulares, sino particularísimos. Bunge y Born es la Nación, nos dice hoy Menem, cuando ese pulpo está inscripto en la historia nacional como el paradigma de la “antipatria”. Que un movimiento nacionalista adopte formas tan bastardas no es un contrasentido sino absolutamente coherente con su época senil. La forma de los movimientos nacionalistas se modifica con el agotamiento de la clase que representa, con la mayor presión imperialista y con la agudización de la lucha de clases. En 1945 el peronismo se presentó con banderas estatizantes para suplir a la débil burguesía nacional y para disimular su condición capitalista ante las masas que irrumpían en aquella época. En 1973, cuando volvió al gobierno de la mano de un frente único con el gran capital, le permitió a grandes pulpos nativos que se habían desarrollado entretanto capturar emporios económicos claves, al amparo de la llamada “argentinización". Ahora tiene que gobernar para rescatar a estos mismos pulpos de la mayor crisis capitalista de la historia. Se trata, entonces, del nacionalismo de los “capitanes de la industria”, entrelazados con la gran banca poseedora de los títulos de la deuda externa e interna. Estos “capitanes" pretenden realizar el gran negocio de la "capitalización” a costa, por supuesto, de las finanzas del Estado y del nivel de vida del pueblo.
Triaca tuvo la osadía de presentar el nombramiento de Bunge y Born como la conformación de un nuevo bloque de poder y acumulación en el país. Nada más falso Los choques, las fricciones, las luchas entre los grupos económicos, son hoy más intensos que nunca. Menem no pudo encontrar para colocar al frente del ministerio de economía a un hombre que pudiera representar los intereses de conjunto de esos grupos, porque esos intereses están hoy en choque. Al entregarle el ministerio a una fracción super-particular, ha agravado la lucha interburguesa, "libanizó" al Estado. Bunge y Born manejará el Estado como una extensión de su empresa, buscando aplastar a los rivales, y haciendo coincidir cada decreto, resolución y ley con la contabilidad general de sus empresas.
El peronismo renovador, por boca de Digón, ha señalado que Menem tuvo el acierto de darle una función social a los grupos económicos. Nada más alejado de la realidad. Lo que Menem hizo fue "privatizar" el Estado, privándolo de toda "función social".
Con el correr de los días, la prensa ha venido señalando con bastante preocupación que se desconoce los lineamientos del plan BB y hasta algunos señalan que posiblemente no tenga ninguno. Después de alabar los planes econométricos de Bunge y Born, parece ser que el pulpo le "vendió" a Menem un plan inexistente. Esta fragilidad es un anticipo de que BB es de "corto plazo", como todas las colocaciones que hay hoy en día en la Argentina.