Un gigantesco cacerolazo, con epicentro en la Capital Federal y particularmente en las inmediaciones del Congreso de la Nación, desafió la reforma previsional entre las 20hs y altas horas de la madrugada del 19 de diciembre. Columnas de manifestantes se apostaron sobre los vallados policiales en las inmediaciones del Congreso: Solís y Rivadavia, Entre Ríos y Belgrano y otras. Decenas de miles de personas fueron arribando durante toda la noche al Congreso, caminando incluso desde puntos lejanos como Nuñez o Chacarita. Se cantaba contra Macri, contra los diputados partidarios de la reforma, contra la represión y la policía. Lo más cantado fue "unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode".

A los cacerolazos que cubrieron toda la geografía porteña caben añadir los que se desarrollaron en el resto del país: el Gran Buenos Aires, La Plata, Córdoba, y Rosario, entre muchos otros.

Un vallado colmado de manifestantes y una cuadra entera de personas golpeando sus cacerolas era la postal que ofrecía Rivadavia y Junín, a tres cuadras del Congreso Nacional, en el comienzo de este 19 de diciembre. Trabajadores, jubilados, estudiantes y niños daban prueba del carácter inmensamente popular de la jornada y de la presencia de familias enteras en la convocatoria. Cada columna que iba llegando al lugar era ovacionada por una multitud enérgica y volvía una y otra vez el mismo canto: unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode. El clima era de entusiasmo. La represión en el Congreso de la tarde ha terminado de inflamar el ánimo popular contra la reforma provisional.

Abajo la reforma. Abajo la represión.

Libertad a los detenidos

 

 

 

 

 

 

 

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