El gobierno nacional se “ahorró” $660.000 millones en 2021 ajustando a los jubilados y al denominado gasto social. Así se desprende de un cálculo confeccionado por la consultora Econviews. Entre los jubilados, la caída en términos porcentuales del gasto previsional se desmoronó del 9,51% al 8,02% del PBI, cayendo por debajo de todo el período de gobierno de Macri. Otro índice entre la tercera edad que fue amputado fue el de las prestaciones del PAMI, que sumaron un 31,1% frente a la inflación del 50,9% y le permitieron al gobierno ahorrarse aquí $44.878 millones.

Mientras, la Asignación Universal por Hijo (AUH) creció un 34,2%, siempre atendiendo a la inflación del 50,9%, culminando así un “ahorro” fiscal de $26.783 millones. En tanto, sobre el denominado “gasto social” y para hacer frente a la pandemia estuvo el motor del recorte: el fisco esquilmó $426.000 millones. Programas como Alimentar o Progresar fueron podados, conformando una reducción del 3,4% nominal y un descenso del 5,40% al 3,72% del PBI, donde se cristalizan también tópicos como la eliminación del IFE.

Esto desmiente por completo la discursiva oficial de que lo que está en discusión con el FMI es si ajustar o no, porque el ajuste ya se está llevando a cabo. Es gracias a estos machaques que el ministro de Economía Martín Guzmán se jacta ante el Fondo Monetario de una reducción del déficit fiscal de 6,37% en 2020 al 3,05% en 2021. El problema es precisamente que estos ataques contra la población laboriosa y las mayorías populares han sumido ya a la mayor parte de las familias trabajadoras en la pobreza, y la situación social se ha vuelto una olla a presión.

Para terminar con este robo tenemos que romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa. Urge un plan de lucha contra esta entrega que nos quieren hacer seguir pagando a los trabajadores.

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