El gobierno de los servicios
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Las provocaciones organizadas por la Side, frente a la Legislatura, con la intención de quebrar al movimiento piquetero y permitir la sanción de una legislación represiva en la Ciudad de Buenos Aires, resultaron un tiro por la culata. Apenas una semana más tardo, el ‘operativo’ desembocó en una espectacular crisis de gobierno, con la renuncia de Beliz. La jueza encargada de culminar el trabajo sucio, con la condona a 17 personas detenidas arbitrariamente, se enfrenta en las últimas horas con una responsabilidad diferente: decidir sobre una parva de videos que demuestran la acción planificada de los servicios y liberar a todos los compañeros. Hay que concluir que la incompetencia de la camarilla de Kirchner incluye la incapacidad para montar una provocación. Lo mismo había ocurrido apenas dos semanas antes en Tucumán, cuando las fracciones que se disputan el saqueo oficial de la provincia no vacilaron en crear un Vacío de poder’ especial en oportunidad de la presencia de Kirchner para la fiesta del 9 de Julio. Lo curioso, en aquella oportunidad, es que a Kirchner no lo sorprendió en absoluto, ni tampoco lo incomodó. Conocía el ‘operativo’.
Guerra de camarillas
Los reiterados ataques verbales, políticos y hasta criminales contra los piquearos esconden, en realidad, una aguda descomposición del poder político. A la luz de las denuncias de Beliz, es claro que el ajuste de cuentas con éste se venía preparando desde hacía tiempo: con la renuncia del ex aliado de Menem y Cavallo (en esto Kirchner y Beliz son dos gotas de agua) se prodigo la destitución del jefe de la Federal y el envío a archivo de la reforma judicial, que preveía hacer tabla rasa con la Justicia Federal. La ‘violencia’ del viernes 16 fue una ‘cama’ que le armaron al ahora ex ministro de Justicia, para acusarlo de ‘imprevisión’ frente a lo ocurrido.
De paso, cañazo, Kirchner le dio el tiro de gracia a Beliz para echarle una cortina de humo a su ´reacercamiento’ a Duhalde. Lo muestra la designación de Alberto Iribarne, un menemo-duhaldista, en Seguridad Interior. Parece que hubiera sido ayer cuando los funcionarios D’E- lía y Ceballos llamaban exaltados a combatir a Duhalde, al que incluso le imputaron el crimen de La Boca, por cualquier medio. Ahora, La Nación no vacila en hablar de una “tregua” entre las dos camarillas, que, dice, “funciona a la perfección”. El alcahuete profesional Ver- bitsky, ya había anunciado en Página 112 que Kirchner había comenzado a “repensar su negativa a hacerse cargo de la conducción del justicialismo”. Como este ‘oreja’ caracteriza ahora que la separación de Beliz significa un golpe contra la derecha del gobierno, habría que preguntarle si la recomposición de la relación con Duhalde equivale a un paso a la izquierda. Lo que no se entiende, de todos modos, es por qué razón a un reaccionario como Verbitsky le resulta positivo una pintada de izquierda a la fachada oficial. De todos modos, basta mirarles la cara a Lozano y a Bonasso para confirmar que la prometida ‘transversalidad’ duerme un sueño profundo. Pero con el retorno de Kirchner al redil de la ‘patria justicialista’, ¿queda algo de ‘positivo’ en el gobierno ‘nacional y popular’? El nuevo ministro Rossatti viene del riñón de Reutemann y el nuevo jefe de la Federal encabezó el operativo represivo para defender a Etchecolaz. Este es el recambio que, en Página 112, acaba de saludar Hebe de Bonafini.
Pontacuarto
Beliz ha denunciado y Kirchner no ha desmentido, que gobierna la Side. Peor. “‘Atacar a la Side es atacar al Presidente’, dijeron * miembros del entorno presidencial”, a La Nación. Pero el cuestionado Antonio Hugo Stiusso viene de muchísimo antes -pertenece al elenco estable de la ‘mano de obra desocupada’. ¿No es este ‘Jaimito’, de la Side, la compañía que mejor le cuadra al Presidente que lloró en el acto de la Esma?
Lo que tenemos, entonces, como conclusión de esta novela es que el canal de la coima del Senado ha crecido con creces en sus menesteres. ¡Y pensar que muchos creyeron que Kirchner estaba detrás de la movida de Pontacuarto, cuando presentó las pruebas de la coima de De la Rúa! El oficialista Clarín no tiene más remedio que concluir, en un título en página 5: “El poder y los fondos sin control de la Side, otra vez en discusión”. Si a este gobierno le faltaba un poco de mierda, Voilà’ la mierda. Por eso Clarín tampoco arriesga y habla de “una crisis que aún puede tener consecuencias”.
Cuando se repasa todo lo anterior, hay una pregunta que se viene sola: ¿No era que la crisis la provocan los piqueteros? Las agresiones contra el movimiento piquetero son simplemente la pantalla para escamotear al pueblo la descomposición que se procesa por adentro. La descripción de la reciente crisis de gobierno pone al desnudo la inmundicia que contiene el ataque cerrado de todos los medios de comunicación contra el movimiento piquetero. Es que el pez, como siempre, se pudre por la cabeza.
En realidad, para combatir al movimiento piquetero, Kirchner no sabe ya dónde buscar compañía. Ahora pide el socorro de la repodridísima burocracia sindical -de lo que Verbitsky no habla. “Kirchner, titula Clarín, apuesta a los sindicatos para que ocupen el lugar de los piqueteros”, en lo que parece una copia del seudo-obrerismo del PTS. Pero a no asustarse, porque “para él (se refiere a Kirchner), a los desocupados los deben contener institucionalmente las organizaciones sindicales…”. Contener, siempre contener -sea “con la ley en la mano”, con tres filas de policías (la primera femenina), con los ‘piqueteros amigos’, con la burocracia sindical. Pero, como todo el mundo sabe, la Penélope de la flamante ‘unidad sindical’ fue nada más y nada menos que Luis Barrionuevo -flor genuina de la transparencia argentina. Como el frustrado gobernador de Catamarca es también el principal amigo del Coti Nosiglia, otra Penélope, dedicado a labores con la Side, lo que tenemos detrás de toda la historia contra los piqueteros, es el gobierno de los ‘servicios’ y el gobierno de la mafia.
La necesidad, más fuerte que los aparatos
El gobierno de los ‘servicios’ no va a resolver ningún problema popular. La campaña antipiquetera se derrumba en el marco de las provocaciones que los provocadores acaban cocinando en su propia salsa. Los procesos objetivos destruyen, fatalmente, la manipulación mediática. La clase obrera, los piqueteros, las asambleas, el movimiento popular no debe buscar la salida donde no está sino en sí mismo, o sea superar sus propias limitaciones mediante la crítica y la acción. El deber de la hora es profundizar la lucha por la independencia y unidad del movimiento piquetero y del activismo sindical en ascenso, y llevar esta unidad a planos cada vez más altos.