Políticas

21/4/2023

El gobierno del hambre: se necesitan $191.228 para no ser pobre

La canasta básica subió un 113,2% interanual, mientras que los alimentos se dispararon un 120,1%.

Gobierno del Frente de Todos.

El Indec difundió la actualización de los valores de la Canasta Básica total y la Canasta Básica Alimentaria del mes de marzo, alcanzado los $191.228 y $87.719, respectivamente. Ambas variables se ubican por arriba de la inflación promedio y registran un mayor deterioro en el poder adquisitivo de los salarios e ingresos populares, signado por la política de ajuste del gobierno nacional.

La pretensión del gobierno nacional y del ministro de Economía Sergio Massa de “domesticar” la inflación en vistas a conservar alguna expectativa electoral se desvanece producto de las medidas aplicadas en acuerdo con el FMI: liberación de precios y tarifas, devaluación, aumento de las tasas de interés, subsidios a los capitalistas, etc.

El mismo día donde la portavoz presidencial Gabriela Cerruti difundió un video en donde le echa la culpa de la inflación a la pandemia, el endeudamiento internacional, la guerra en Ucrania, la sequía e incluso a la “verdulería de la esquina” las canastas volvieron a dar un salto mensual de 8% (básica) y 9% (alimentaria), y del 113,2% y 120,1% interanual, respectivamente.

Cerutti, y el gobierno, buscan respuestas externas a un problema que hunde sus raíces en la política oficial del Frente de Todos y el pacto con el FMI. El reconocimiento de la usurera e ilegítima deuda externa; la emisión monetaria para financiar a los capitalistas con subsidios energéticos, regímenes cambiarios especiales (dólar agro, etc.), megaendeudamiento en letras del Banco Central y elevadas tasas de intereses; naftazos y tarifazos en los servicios esenciales; etc.

La mención al encarecimiento de los alimentos debido a la guerra en Ucrania solo saca a relucir que la política internacional y el comercio exterior está en manos de los exportadores y un núcleo concentrado de capitalistas que se benefician con las oscilaciones del mercado internacional, con el aval de un gobierno que los apaña para obtener el ingreso de algunos dólares que luego serán destinados como garantía para el FMI.

Los alimentos y bienes y servicio de consumo masivo se disparan como fruto de la política oficial, y no a pesar de ella. Algo que la burocracia sindical de la CGT ignora deliberadamente cuando se refiere únicamente a los “formadores de precio” sin mención alguna al principal e ellos: el Estado.

La escalada inflacionaria está haciendo estragos en la economía e ingresos del pueblo trabajador. El salario mínimo de referencia se encuentra en $80.342 en abril, contra una canasta alimentaria que ya se ubica en $87.719 para el mes de marzo.

Algo similar a lo que ocurre con 4,5 millones de jubilados que cobran la mínima de $58.665 más el bono extraordinario de $15.000, y a cuyo piso de gastos resta sumarle los correspondientes a medicamentos y tratamientos médicos.

En este orden de cosas gana alguna popularidad las propuestas como las del liberal Javier Milei de dolarizar la económica, que esconden un ataque más abrupto a las condiciones de vida de los trabajadores proyectando salarios de un dólar por día trabajado.

Los trabajadores debemos organizarnos de forma independiente para derrotar esta ofensiva antiobrera, que destroza el poder adquisitivo de los salarios y condena a millones de trabajadores a la pobreza y la indigencia.

Por una recomposición general de los salarios, salario mínimo que supere la canasta básica, basta de medidas fondomonetaristas y de transferencia de los recursos al capital financiero. Por el no pago de la deuda externa y un plan económico e industrial de los trabajadores, para generar trabajo genuino y recomponer el país sobre nuevas bases sociales.

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