Políticas

26/10/2022

El gobierno retoma la renegociación de la deuda fraudulenta con el Club de París

Una hipoteca que se sigue reciclando con cada gobierno a base de capitalizar intereses.

Reunión de Massa con el Club de París en Estados Unidos

Un equipo técnico del Ministerio de Economía partirá este miércoles hacia Francia para negociar la refinanciación de la deuda por u$s2.000 millones (y los intereses acumulados) con el Club de París, tras haber sido aprobada la segunda revisión del FMI como condición previa. Así, el gobierno continúa reconociendo una deuda fraudulenta y bochornosa que viene acrecentándose sobre la base de intereses y renegociaciones por parte de todos los gobiernos.

La deuda de Argentina con el Club de París proviene de 1956, durante la dictadura “fusiladora” de Pedro Aramburu, y fue originada principalmente por garantías de créditos de exportación con algunos de los Estados imperialistas acreedores frente a los déficits en el intercambio comercial con esos países. Luego fue abultada por algunos préstamos bilaterales para financiar compras, en muchos casos notoriamente fraudulentas como el caso de dos aviones británicos, durante el gobierno de facto del 60′, que nunca llegaron.

Por eso en lo esencial deriva de sucesivas reestructuraciones que fueron incrementando el monto como una bola de nieve, a base de capitalizar intereses y punitorios. Sin ir más lejos, la deuda se renegoció en nueve oportunidades. Por lejos, la más costosa de todas fue la de 2014, comandada por Axel Kicillof en sus tiempos de ministro de Cristina Kirchner, cuando acordó pagar 9.600 millones de dólares a una tasa del 9% anual en cinco años, para cancelar un impago de 6.300 millones. Pero aún ese monto de capital partía de reconocer una tasa de intereses punitorios del 7,2% anual por cada año que estuvo defaulteada desde 2001. Una usura brutal.

En junio del 2021, en plena fatídica segunda ola de coronavirus en el país, Martin Guzmán cerró un acuerdo con el Club de París para patear la cancelación la última cuota de esta reestructuración usuraria, a base de pagar 450 millones de dólares que no se usaron para la compra de vacunas en el momento más necesario. Quedó así pendiente el pago de 2.000 millones de dólares, que ahora volverá a refinanciarse, a lo que habrá que sumar seguramente los intereses acumulados. Una deuda eternamente reciclada.

El hecho es que la deuda real ya fue pagada con creces, pero la hipoteca sigue creciendo en función de las sucesivas renegociaciones por parte de todos los gobiernos, que consagraron términos leoninos en favor de los acreedores mientras descargan el yugo de la deuda sobre los trabajadores, la cual se sigue acrecentando.

Es el caso sobre todo del peronismo, el cual gobernó la mayor parte de las últimas décadas aceptando acuerdos de refinanciación brutalmente usurarios y siendo un pagador serial de deuda. Ahora es el mejor alumno del FMI y del imperialismo yanqui, y busca aplicar al dedillo los lineamientos del capital financiero, profundizando el régimen de saqueo, coloniaje y de ajuste sobre la población.

Esto a a su vez no es solo un problema económico, sino que es un problema político de primer orden porque condiciona la política exterior del país por parte del imperialismo. Primeramente porque la renegociación con el Club de París, como ya sucedió con Guzmán, implicará que si se efectúan pagos a otros países él deberá tener el mismo trato, lo cual se dirige especialmente a poner el ojo en el saldo de las deudas con China. Esto se suma a lo que ya implica para el país la tutela del FMI sobre la política económica y la rendición de cuentas periódicas a los organismos multilaterales de crédito, lo cual muestra que el país se configura como una colonia financiera de los Estados imperialistas y el capital financiero internacional.

La superación del peronismo es inseparable de la conformación de un nuevo movimiento popular bajo otras banderas, las del socialismo, para enarbolar una agenda propia de los trabajadores que saque a la Argentina de esta espiral descendente, poniendo los resortes de la economía argentina al servicio de las necesidades sociales y de un desarrollo nacional sobre nuevas bases. Esas son las banderas que levantará el Partido Obrero en el acto de este 29 de octubre en Plaza de Mayo.

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