Después de la brutal represión desatada contra los desocupados, los vecinos y las organizaciones obreras en el barrio San Lorenzo, Sobisch tuvo que retroceder. Se lo impuso la masividad de la reacción popular que rápidamente creció en piquetes en otros puntos de la ciudad e incluso de la provincia, y después de prácticamente toda una jornada de enfrentamientos con las fuerzas policiales.

Más de 10 heridos con balas de plomo y decenas de heridos con balas de goma; el compañero Pedro Alveal, perteneciente al Mtd, trabajador de Zanón, perdió un ojo; otros trabajadores fueron hospitalizados con contusiones y golpes: son hechos que muestran la ferocidad del menemista neuquino.

Marcha masiva

Al día siguiente de la represión se movilizaron más de 5.000 trabajadores.

Luego de la concentración en el Monumento a San Martín, la multitudinaria columna marchó hasta el Hospital Castro Rendón, donde estaban internados varios compañeros heridos y luego a las puertas de Casa de Gobierno, donde se labró un acta ante escribano público dejando constancia de que nadie del gobierno recibía a los referentes de las distintas organizaciones movilizadas.

Los dirigentes del Mtd, que nuclea a un gran número de inscriptos en la ley 2128 y de cuyas filas son la mayor parte de los compañeros heridos, refiriéndose a Gutiérrez y al jefe del operativo plantearon: “Queremos que se vayan”.

Desde el Partido Obrero destacamos que la represión era la respuesta a todas nuestras demandas. Reprime, cuando han ingresado en la provincia más de mil millones extras por regalías que permitirían instrumentar una jornada laboral de seis horas para todos los desocupados, con un salario que cubra las necesidades básicas.

Ha respondido con más represión al reclamo salarial de los docentes. Atacando su organización y sumariando a los directores.

Sobisch ha anunciado que ni bien asuma su próximo mandato instrumentará un verdadero plan de guerra: reforma de la Constitución provincial, elaboración de una ley de educación, reforma del Estado, ataque a la obra social provincial y a las jubilaciones, revisión de convenios y estatutos, etc., etc.

La respuesta de los desocupados, de trabajadores y vecinos a la represión ha sido ejemplar.

Los cortes de ruta de los obreros de Zanón, de los vecinos de Valentina, del Parque, de Sapere, etc.; la presencia masiva de las organizaciones de desocupados y de organizaciones gremiales, le impusieron al gobierno un retroceso.

Pero debemos ir por más, la suspensión del reempadronamiento no alcanza.

Contra todos los planes del menemista Sobisch: asambleas populares en cada barrio de la capital, en cada localidad del interior; por un congreso provincial de todas las organizaciones obreras para organizar un plan de lucha por:

• Fuera el represor del gobierno.
• No a la tarjeta.
• Trabajo genuino: concreción de la obra pública. Jornada laboral de seis horas para todos los desocupados.
• Descriminalización de la protesta social. No a los sumarios a los docentes.
• Satisfacción al reclamo salarial de docentes y estatales.
• Expropiación de Zanón bajo control obrero.
• Aumento de las regalías hidrocarburíferas. Impuesto progresivo a los pulpos y a las multinacionales.

En los días posteriores a la marcha el gobierno intenta reinstalar el tema de la tarjeta, esta vez descentralizando el re-empadronamiento y anunciando que en la capital, donde residen alrededor de 7.000 desocupados que cobran la 2128, podrán retirar hasta 50 pesos en efectivo y que en el interior podrán retirar la totalidad.

En una multisectorial realizada el 1° de diciembre planteamos un plan de lucha con la consigna de conjunto: Fuera Sobisch. Luego de un extenso debate, se resolvió marchar el próximo jueves con las consignas: Por trabajo genuino, Fuera la represión y No a la tarjeta, que de todos modos supera la convocatoria inicial, que era sólo contra la represión. El compromiso de la Cta fue discutir con sus organizaciones de base un paro para ese día.

El Polo Obrero está empeñado en impulsar asambleas en los barrios que se pronunci en contra este ataque y reclamen la necesidad de un plan de lucha de conjunto.