Políticas

18/2/2016|1399

El gobierno transfiere 300 millones de dólares a los pulpos mineros

Mediante un decreto, Macri eliminó las retenciones a las exportaciones mineras (eran del 5% para la plata y el oro y del 10% para cobre y otros metales), lo que significa una transferencia de recursos anuales a los pulpos mineros del orden de 300 millones de dólares, considerando que el promedio de las exportaciones de los últimos cuatro años es de 4.000 millones


Mediante un decreto, Macri eliminó las retenciones a las exportaciones mineras (eran del 5% para la plata y el oro y del 10% para cobre y otros metales), lo que significa una transferencia de recursos anuales a los pulpos mineros del orden de 300 millones de dólares, considerando que el promedio de las exportaciones de los últimos cuatro años es de 4.000 millones.


 


Por otros decretos ya había rebajado las retenciones a la soja y eliminado las de los cereales, producciones regionales y carne. Hace dos semanas anunció un subsidio a las grandes patronales petroleras de otros 500 millones de dólares. El gobierno -que denuncia que recibió un tremendo déficit fiscal, para justificar que no puede aumentarle a los docentes ni a los jubilados más que una miseria y que mantiene hasta ahora el impuesto a los salarios (llamado “ganancias”)- transfiere miles de millones de dólares a las patronales acaparadoras de las renta agraria, minera y petrolera.


 


Esta era también la promesa de Scioli. Por eso los gobernadores pejotistas avalaron la medida (Sergio Uñac, de San Juan; Lucía Corpacci, de Catamarca; y Sergio Casas, de La Rioja, estuvieron presentes durante el anuncio).


 


Los fundamentos del decreto muestran a las claras la actitud servil frente a los pulpos mineros. Se argumenta que las retenciones hacían perder competitividad a la Argentina respecto a los regímenes de Perú, Chile, Colombia y Brasil, países “en los que en años recientes se ha experimentado un marcado ascenso del nivel de inversiones en términos comparativos con nuestro país”. A esto quedan reducidas las declamaciones sobre la unidad continental, a competir con nuestros vecinos a ver quién ofrece las condiciones más ventajosas para los pulpos. Pero, además, esto tampoco es cierto, pues esos países tienen mayores regalías que las minúsculas fijadas por la ley aprobada en la época de Menem (el 3% después de descontar los gastos de explotación) y que fueran mantenidas inalterables por De la Rúa, Duhalde y los Kirchner.


 


“Lo peor está por venir”


 


El argumento oficial es previsible. Tenemos que “generar confianza y previsibilidad, que es lo que trae inversiones y empleos”, declaró Macri al anunciar la medida. Los empresarios mineros que naturalmente apoyaron firmemente la medida, fueron más cautelosos a la hora de anticipar inversiones. “Sería muy aventurado decir que esto va a gatillar inmediatamente inversiones”, declaró Ricardo Martínez, presidente de Gemera, la cámara de las empresas exploradoras, directamente vinculada con las inversiones (Minning Press, 13/2).


 


Es que la semana pasada se reunió en Ciudad del Cabo “el mayor cónclave de inversión del sector minero, al que asistieron más de 6.000 altos ejecutivos, banqueros, operadores, analistas, compañías mineras y periodistas” (informe de Bloomberg del 12 de febrero, citado por Minning Press).


 


Su principal conclusión es que “lo peor está por venir” (ídem). Es que “la caída de 73% de la industria (minera) respecto de un pico de 2011 supera por mucho el derrumbe de 49% de la industria petrolera en el mismo período”. Según el informe, las empresas mineras se dividen entre las que ya están con serios problemas y las que reducen costos y operaciones para poder resistir y estar en mejores condiciones de aprovechar una futura recomposición de precios.


 


Es decir que la transferencia de fondos a los pulpos mineros, que se suma a los mayores ingresos por la devaluación, seguramente terminarán girados a sus casas matrices. Macri logrará el milagro de subsidiar a los pulpos de los países más poderosos.


 


Críticas


 


Algunos dirigentes aliados del gobierno como Carrió y Alfonsín, de buen diálogo como Massa y opositores como Pino Solanas y hasta el diputado del PJ sanjuanino, Daniel Tomas, se expresaron críticamente sobre la medida. Es probable que su olfato le indique que será tremendamente impopular. Pero ninguno cuestiona su legitimidad. Ninguno denuncia que el gobierno insiste en decidir cuestiones impositivas por decreto ni reclaman, por lo tanto, su urgente tratamiento parlamentario.


 


Debemos reclamar el urgente tratamiento de la cuestión minera por el Congreso, junto con el resto de las gigantescas transferencias a los pulpos agrarios y petroleros, como parte del reclamo de la nacionalización integral de los recursos naturales (mineros y petroleros) y su explotación bajo control obrero y en condiciones ambientalmente saludables.