Políticas

21/6/1989|271

El gran saqueo de las “multinacionales argentinas” o la función económica del estado de sitio

El vencimiento de los títulos de la deuda pública interna (el “festival de bonos"), fuertemente concentrada en los próximos meses, tiene un carácter explosivo debido a la bancarrota de las finanzas públicas. La deuda se encuentra en poder de los grandes pulpos bancarios, industriales y exportadores, los cuales no están dispuestos a aceptar la desvalorización de sus títulos, como correspondería con cualquier acreedor de una empresa que va a la quiebra. En consecuencia, las presiones de estos capitalistas se multiplican para que el Estado pague la totalidad de su deuda aún a costa de seguir alimentando la hiperinflación. Hay que tener en cuenta, por otra parte, que la bancarrota del Estado es un resultado del propio accionar de esos capitalistas, que no pagan impuestos desde principios de año, aunque sí cobran rigurosamente los subsidios del Estado.

La primera prueba de envergadura en torno a los títulos públicos tuvo lugar con el Tidol II que venció el pasado 20 de mayo y que dio lugar al prolongado feriado cambiario y bancario (hasta el 30 de mayo) y a las restricciones a los retiros de depósitos que aún continúan. De acuerdo con las condiciones de emisión, el bono debía pagarse a un equivalente de 114,50 australes por dólar en momentos en que el paralelo andaba por los ₳ 200. Uno de los más grandes tenedores del bono era el Citibank (más de la cuarta parte), lo que motivó febriles gestiones de su titular, Richard Handley. El Banco Central resolvió, “por única vez” (ver Página 12.11/6) volar el recién nacido control de cambios y autorizar el canje del Tidol II por Bonex 87 (un bono en dólares que se cotiza en el mercado internacional a una paridad equivalente al dólar paralelo. De este modo el Citibank y sus compinches pudieron embobarse la totalidad de los superbeneficios que Ies otorgó ese título y hasta obtener una garantía mayor, en momentos en que el salario y los pequeños ahorros se desintegran por la hiperinflación. La generosidad oficial para con el Citibank fue definida como "política de ganancia garantizada” por un periodista financiero; que sacó la conclusión de que “ya no son los criterios económicos o de rentabilidad los que Impulsan a la compra o a la venta de los títulos públicos sino, lamentablemente, de poder tales como conocer qué bancos o empresas tienen mayoritariamente tal o cual bono” (Ámbito Financiero, 9/ 6).

Los depósitos BB

La retención ilegal de divisas por parte de los pulpos exportadores provocó generosas ofertas del gobierno para que las "liquiden". Por una de ellas se permitió a los pulpos cerealeros efectuar depósitos indexados por ¡el valor de los granos!, los cuales siguen y aun superan, la marcha del dólar. Para hacer más tentadora la oferta el gobierno les ofreció un premio de arranque del 30% pues se tomó como base para calcular la cotización de los granos, la que existía 30 días antes del depósito. Ahora que llegó el momento de pagarlos, "sus tenedores no sólo cobrarán ese enorme premio (inicial del 30%) y el ajuste dólar de los granos sino que además ciertas recientes maniobras especulativas de escaso monto en las plazas de granos de Rosario y Buenos Aires permiten que el precio del ajuste final de estos cereales esté visiblemente sobrevaluado, con lo que la ganancia es aún mayor” (Ámbito, ídem). Si BB y las cerealeras saquean de este modo las finanzas públicas antes de asumir: ¿qué nos tendrán preparado para después?

Un caso similar son los depósitos ajustables por Bonex. Estos fueron ofrecidos por el Banco Central a un precio de origen “que llegó a ser de un tercio de su cotización bursátil” (Clarín, 18/6), con lo cual brindaban un “rendimiento superior al 200% (en dólares) en un semestre (800% efectivo anual en dólares)" (Ámbito, 9/6). Muy naturalmente, “la circulación de estos depósitos pasó de 2262 millones el 30 de mayo a 22.000 millones el 15 de junio... (cuando) tardíamente la autoridad monetaria suspendió la apuntada operatoria” (Clarín, ídem).

Subsidio a los grandes deudores

Otra medida que está permitiendo el enriquecimiento de los pulpos en medio de la miseria popular es el llamado “régimen de capitalización de la deuda interna”. Gracias a este “régimen” las grandes empresas podrán cancelar sus deudas con bancos oficiales con títulos de la deuda interna. "Dado que el rescate (aceptación de éstos títulos por los bancos oficiales y el Banco Central) se realizará a precios superiores a los de su cotización, los tenedores de Bonos obtendrán un subsidio” (Clarín. 16/6).

Evidentemente, este sistema beneficiará a las empresas que lograron en el pasado créditos de privilegio con el Estado, de modo que todo esto puede considerarse un verdadero ‘jubileo’ para aquellos empresarios que nunca pagan sus deudas al Estado” (Ámbito, 9/6). Para conseguir el subsidio ni siquiera es necesario aportar plata propia pues “basta obtener nuevos préstamos para comprar los bonos y con éstos cancelar a un precio subsidiado una deuda (mayor) contraída con anterioridad” (Clarín, 16/6).

Privatizan la recaudación impositiva

La “capitalización de títulos públicos” también serviría para pagar impuestos. Como la recaudación tributaria está cada vez más concentrada en los “grandes contribuyentes" y “exportadores” (que le cobran a los consumidores el IVA, los impuestos internos —cigarrillos, bebidas— y los combustibles), con ese régimen éstos podrán quedarse directamente con la recaudación y entregarle al Estado, no los australes sino títulos por el 100% de su valor aunque hoy se coticen a un 50% y un ese valor.

El síntoma inconfundible de que los grandes pulpos confían en continuar el saqueo a todo trapo es la “euforia” bursátil. Las acciones subieron la semana pasada un 60% y llevan acumulado en el año un incremento de 25 veces, mayor incluso que el demencial ascenso del dólar (que “sólo" subió 20 veces). Entre los pulpos que encabezan las subas se destacan Molinos y Cia Química, que multiplicaron su cotización por 31 y 32 veces (Página 12, 15/6). Claro, son empresas de Bunge y Born, y los inversores esperan que cuando chapen la manija sus beneficios se multiplicarán más todavía

Donde tanto saqueo provoca “inquietud” es entre los acreedores externos que no tienen negocios directos en el país. Algunos de los grandes saqueadores internacionales temen que tantos, subsidios les impida recibir su tajada completa por la deuda externa. En plena rapiña, los cuervos recetan y se desconfían entre sí.

Lo fundamental, sin embargo, es comprobar que la exacerbación de la crisis y de la “hiperinflación” tiene la función económica de permitir los más grandes beneficios de la historia, no por la vía de la producción, sino de la especulación, que sólo funciona por fa acción despótica del Estado. Esto permite entender mejor el estado de sitio, un método excepcional de coacción para posibilitar este gigantesco saqueo de los trabajadores. Toda esta operación ha obligado a los “capitanes” capitalistas a salir al frente y a ponerse a la cabeza del gobierno nacional y popular". A doscientos años de la Revolución de la guillotina, la historia dirá si no han arriesgado demasiado.

Cafiero o “el incumplimiento de los deberes de un funcionario público”

Cafiero envió una carta personal a más de 200 contribuyentes rurales morosos de la provincia para que “regularicen su situación dado que el compromiso social — que implica el pago en término de los tributos— resulta imprescindible” (Clarín, 8/6).

Mientras lleva a cabo una “caza de brujas" contra la izquierda y nuestro partido, acusados de “instigar saqueos”, el gobierno trata a los verdaderos saqueadores, los grandes evasores oligarcas, a quienes conoce con nombre, apellido y dirección, con guante de seda. Se les “pide" que “regularicen” su deuda. Ni siquiera que la paguen de inmediato pues es sabido que en este país todas las "regularizaciones” fueron beneficiosas para los deudores.