¿El imperialismo bajó el pulgar?
Seguir
“La demanda sobre un combate a la corrupción empezó a adquirir la forma de una escalada (del exterior)”, informa Clarín en su edición del domingo, y cita las advertencias que habría recibido Ruckauf en su viaje a Washington, las advertencia de Kohl de visita en Buenos Aires, y los recientes discursos ‘contra la corrupción’ de los presidentes del Banco Mundial y del FMI. Más o menos en los mismos términos, el resto de la prensa caracteriza que la ‘presión externa’ reclama el ‘fin de la corrupción’.
Basta ver un hecho para comprobar la falsedad de estas afirmaciones. Ya ha pasado más de un año desde el estallido del escándalo del Banco Nación. Desde entonces, la justicia argentina no ha logrado que la justicia norteamericana obligara a declarar a los ejecutivos de la IBM norteamericana ni que, tampoco, diera a conocer los titulares y los movimientos de las cuentas numeradas de los bancos neoyorquinos a los que fueron a parar los millones pagados en coimas y ‘retornos’. En otras palabras, la justicia de la ‘ética’ Norteamérica actúa como cómplice de los corruptos sudamericanos.
Este ‘comportamiento’ no debería extrañar a nadie: el objeto de la mentada campaña ‘ética’ del imperialismo no es maniatar al gran capital norteamericano sino, simplemente, desplazar a sus competidores de los mercados latinoamericanos.