Políticas
25/3/2022
El impuesto al salario se “come” las horas extras
Por otra parte, hay trabajadores autónomos debajo de la línea de pobreza que tributan Ganancias.
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Afip
Las recientes medidas de fuerza llevadas a cabo por los trabajadores de Acindar Villa Constitución contra el Impuesto a las Ganancias ponen una vez más sobre la mesa el carácter confiscatorio de este gravamen sobre los salarios, algo que de ninguna forma revierte la suba del Mínimo No Imponible.
El reclamo de los trabajadores obedecía a que todo lo percibido por realizar horas extras se lo llevaba el mencionado impuesto, lo mismo ocurre en muchísimas fábricas con mano de obra calificada. Sucede que con la escalada inflacionaria, el Mínimo No Imponible que rige en la actualidad para la cuarta categoría -$187.000 netos- se acerca cada vez más al valor de la canasta familiar, hoy en $130 mil según el informe que elabora la Junta Interna de ATE-Indec. Si bien la miseria salarial es la norma, apenas un colectivo obrero accede a un aumento acorde al costo de vida la posibilidad de ahorrar queda rápidamente descartada ya que debe destinar parte de su salario al pago de Ganancias.
En su momento denunciamos que la suba del MNI impulsada por el oficialismo era “pan para hoy y hambre para mañana”, dado que en el trascurso de las discusiones paritarias nuevas capas de trabajadores se verían alcanzadas por dicho impuesto. Y aquí no está en discusión si es correcta o no la fórmula de actualización del MNI, el nudo de la cuestión es que el salario no es ganancia y por lo tanto no debería estar contemplado en ese tributo, con lo que corresponde la eliminación del gravamen sobre la cuarta categoría.
Lo cierto es que la carga fiscal del país recae fundamentalmente sobre las espaldas de los trabajadores, con impuestos al consumo como el IVA o el impuesto al salario, lo cual se agravará en pos de cumplir con las metas fiscales impuestas por el Fondo Monetario. Como contrapartida, únicamente los capitalistas tienen acceso a los mecanismos de evasión, no solo ilegales, sino también los avalados por los sucesivos gobiernos como la reducción de aportes patronales, los blanqueos, etc.
Entre tanto, los trabajadores que figuran ante la Afip como autónomos deben tributar ganancias si facturan mensualmente un monto superior a los $64.532,64, cuando estamos hablando de una cifra inferior a la línea de pobreza, hoy en $83.807. Recordemos que este universo reúne tanto a trabajadores independientes como a aquellos que se encuentran en relación de dependencia oculta bajo la cobertura del monotributo, un fraude laboral propiciado desde el propio Estado ya que es moneda corriente dentro del sector público. Otro ejemplo más del carácter regresivo de la estructura impositiva del país.
Con todo, es necesario seguir los pasos del Sutna y el resto de los sectores clasistas, que han estado a la vanguardia de la lucha por la abolición del impuesto al salario, e impulsar ese reclamo en cada lugar de trabajo. El financiamiento del Estado debe recaer íntegramente sobre los capitalistas y solo ellos, junto a los puestos gerenciales y los altos funcionarios públicos, corresponde que tributen Ganancias.
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