Políticas

16/1/1997|526

El indulto para después de las elecciones

El gobierno menemista canceló abruptamente el operativo que debía culminar en el indulto de los militares carapintadas y de los militantes del MTP (Movimiento Todos por la Patria).

Menem relevó a Toledo, embajador en Costa Rica y artífice de la operación, luego de una conferencia de prensa en la que el canciller de ese país anunció que “tras un proceso exitoso” que suponía el indulto, el MTP se convertiría en partido político “luego de negociar con el gobierno del presidente Menem” (Clarín, 22/12). El gobierno tiene fuertes compromisos para liberar a los carapintadas y enfrenta un inminente fallo internacional —de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, que funciona en Costa Rica— en contra del proceso ‘trucho’ a los detenidos de La Tablada. “La información que corre en los pasillos de la CIDH es que el organismo se expediría en marzo y la resolución sería condenatoria de la Argentina” (Clarín, ídem). Una situación similar condujo al gobierno a indultar, el año pasado, a uno de los detenidos del MTP (Guillermo Maqueda), “luego de un requerimiento de la CIDH” (Ambito, 27/12/95).

Naranjo, el canciller de Costa Rica, agradeció públicamente a Toledo haber participado en todas las gestiones del indulto. Toledo no es, tampoco, ‘cualquier’ embajador: “si alguien cree que… se cortó solo tendría que recordar que el presidente lo presentó ante el gobierno de Costa Rica no sólo como el representante de la Argentina sino como un amigo y representante personal”, según lo que La Nación atribuye a “fuentes diplomáticas” (21/12). Toledo recibió la “orden específica” de expedir documentos de viaje para las hijas de Gorriarán Merlo, a pesar de que tienen un pedido oficial de captura (ídem). La negociación incluyó un pedido de Toledo para que “Costa Rica propiciara de manera formal una declaración pública del MTP donde hubiera constancia de la asunción… de las reglas de la democracia argentina, patentizando que no poseen una línea armada y que están dispuestos a derivar en un partido político” (Clarín, ídem).

Carapintadas

El mayor impulso al indulto es la absolución a los militares carapintadas, que fueron la punta de lanza para arrancar la obediencia debida, el punto final y el indulto. Según Clarín, los decretos de indulto a los carapintadas estaban a la firma de Menem en diciembre del 95, pero fueron dejados de lado ante la repulsa popular y la falta de un acuerdo político que permitiera “presentarlos en sociedad”. En ese período, Menem admitió el posible indulto a los carapintadas y al MTP, excluyendo a Gorriarán Merlo, y definió a Seineldín como un “militar exitoso y valiente”. Seineldín había anunciado su retiro de la vida política.

En toda esta trama no puede dejarse de lado que “Costa Rica es el centro de la promoción de los organismos de defensa de los derechos humanos con el aval más o menos encubierto de Washington”, de donde se “habría sugerido a algún funcionario argentino que un indulto… sería como comenzar una nueva etapa” (La Nación, 21/12). Esto facilitaría neutralizar la oposición a la participación de las fuerzas armadas en la ‘lucha’ contra el narcotráfico… y a conceder la radarización del espacio aéreo a los Estados Unidos, como ocurriera con la Amazonia brasileña (PO, 19/12).

Menem ha vuelto a recular con el indulto porque está en peores condiciones políticas que un año atrás.

El Partido Obrero rechaza el indulto a los genocidas, y reclama la libertad inmediata de los presos del MTP.