Políticas

15/7/1993|396

El Mas debe rever su posición rupturista

El Frente de Izquierda es una necesidad objetiva. Está planteado el reagrupamiento de la vanguardia y de la masa obrera para luchar contra el régimen capitalista, el gobierno entreguista de Menem y la oposición radical, centroizquierdista y riquista. También porque sólo un reagrupamiento de izquierda podría poner en evidencia el carácter “cavallista”, privatista, pro-flexibilización laboral, etc., de los distintos frentes centroizquierdistas y ganar a sus sectores más combativos hacia una política consecuente.


La decisión de la dirección del Mas de desertar del Frente de Izquierda constituye pues un acto de autoliquidación política, algo que no llama la atención porque esa organización ha elegido hace tiempo ese camino.


Las razones invocadas por la dirección del Mas para tal despropósito son directamente infantiles, lo que significa que carecen de fundamento político. El pre-acuerdo de programa (ver aparte) supera por lejos el borrador de programa electoral presentado por el Mas que planteaba reorganizar el país por la vía de una Asamblea Constituyente, es decir, no a través del gobierno obrero, sino del parlamentarismo. El pre-acuerdo deja de lado, por ejemplo, la fórmula del Mas de garantía horaria como  pago de “un mínimo de horas, haya o no trabajo”, por el de la escala móvil cobrando el mismo salario. El pre-acuerdo señala que sus principios son la independencia obrera y la lucha por un gobierno de trabajadores y el socialismo.


La dirección del Mas alega que en el pre-acuerdo de plataforma electoral falta una definición sobre la “revolución política”, lo cual es un exabrupto porque no presentó ningún texto que planteara siquiera esa consigna. La dirección del Mas planteó en su borrador de programa “Solidaridad con los trabajadores que luchan contra los planes restauracionistas del capitalismo en la ex-Urss y los países del Este”, omitiendo, como señaló el PO “a) el derrocamiento de la burocracia; b) el establecimiento de soviets revolucionarios; c) el derecho a la autodeterminación nacional, la independencia nacional y la federación libre de naciones soviéticas”. Sobre Cuba, el borrador de programa del Mas no planteaba la lucha contra el bloqueo. No denunciaba que el reclamo de una “apertura democrática” (o perestroika), como hacen el PT, los PSs, el Frente Amplio, etc., equivale a la restauración del capitalismo. Planteaba un “gobierno de los trabajadores y el pueblo a través de sus organizaciones”, que solo puede entenderse como un gobierno democrático de organizaciones que no son socialistas o revolucionarias, esto porque en Cuba sólo existen las organizaciones castristas controladas por el Estado y las disidentes, reducidas, que abogan por la “apertura”. Aunque defendamos los derechos de éstas a expresarse, combatimos sus políticas.


Todo esto, además, de parte de una organización que sostuvo durante varios largos años “socialismo con democracia” o “Cuba más democracia”, constituyéndose así en un vehículo de las presiones restauracionistas-democratizantes del imperialismo mundial.


La dirección del Mas, en las tres semanas de discusiones sobre el programa, no se pronunció tampoco sobre la propuesta del PO que planteaba:


“2.- El agotamiento de los regímenes burocráticos de la ex-URSS y de Europa del Este es un proceso político inseparable de la propia crisis capitalista. Como agente del imperialismo en el seno de los Estados obreros, la burocracia stalinista desarrolló un entrelazamiento creciente con el imperialismo y se integró al sistema financiero imperialista en la pretensión de encontrar una salida a la impasse de sus regímenes. La revolución política que se puso en marcha a partir de 1953, se reactualizó a partir de los acontecimientos polacos de 1980 como una doble respuesta a la opresión de la burocracia y a la penetración del imperialismo. El derrumbe de estos regímenes políticos, del muro de Berlín y la desintegración de la “federación” soviética son episodios políticos revolucionarios de alcance europeo e internacional. Han planteado la alternativa entre revolución y contrarrevolución en el corazón de los Estados desarrollados y de los que pasaron por la expropiación del capital.


3.- El pasaje de la burocracia stalinista a la política de restauración capitalista abierta fue acompañada desde el inicio por las direcciones pequeño burguesas tributarias del stalinismo, como el sandinismo y el castrismo”.


La dirección del Mas se opuso a formar un comando político de izquierda que interviniera en todos los terrenos de la lucha de clases y planteó que el frente debía ser estrictamente electoral para las elecciones del 3 de octubre. Ahora invoca la “revolución política” para no hacer tampoco el frente electoral, lo cual es doblemente ridículo, porque el punto 21 del pre-acuerdo dice “por la revolución política y el socialismo” y además la dirección del Mas no tiene el propósito de hacer ninguna campaña política con tal consigna, por lo que concibe la “revolución política” por el andarivel exclusivo de las elecciones periódicas y la acción parlamentaria.


La deserción del Mas queda reducida a un solo punto: la impugnación a que Luis Zamora sea candidato a primer diputado nacional en Provincia de Buenos Aires, porque le daría un perfil “parlamentarista” al Frente. Pero la dirección del Mas es la que más insistió en que el frente debía ser episódicamente electoral, para las elecciones de octubre, o sea como única vía u objetivo opuesto a todo intento de unificar la intervención política del movimiento obrero en todos los planos de la lucha de clases.


La dirección del Mas ha despreciado por completo la “revolución política” que significa para miles y miles de luchadores y obreros en Argentina la concreción de un frente de izquierda del Mas, PO, Mst y otras organizaciones de izquierda, incluso episódicamente electoral. En este sentido Marx planteó que un paso adelante del movimiento obrero real vale más que una docena de programas. Pero como aquí la dirección del Mas no puede pretextar el programa, todo se reduce a que la primer candidatura en la Provincia de Buenos Aires vale más que todo paso adelante del movimiento obrero real y también el programa, lo que revela que para la dirección del Mas el electoralismo es el único criterio que guía sus actos.


No se nos escapa que la impugnación de la dirección del Mas a la candidatura de Zamora es una reacción contra la experiencia electoralista democratizante del Frepu e IU y a que el Mas se dividió y desintegró en el curso de su experiencia parlamentaria. Pero esto no se resuelve con una dosis o purga de sectarismo, autoencierre y autoliquidación. Un Frente electoral de Izquierda, con una campaña electoral unificada con las consignas “Fuera Menem y la  oposición cómplice de radicales, riquistas y centroizquierdistas”, una intervención conjunta en miles de luchas y procesos políticos, en la denuncia del régimen capitalista e imperialista, la capacitación de miles de compañeros candidatos en las listas en la independencia obrera y en la denuncia del régimen político, incluido el Parlamento, todo esto constituiría un enorme paso adelante de la vanguardia obrera del país. No ver esto es un acto de ceguera política.


El Partido Obrero llama a la dirección del Mas a rever su actitud. A los militantes y dirigentes del Mas a luchar por esta postura y, en caso de no prosperar, a que se integren como candidatos del Frente de Izquierda si no quieren quedar al margen del proceso político en la vanguardia obrera y socialista