Políticas

17/5/2012|1222

El Movimiento Evita por la ruta de los Shocklender

Los trabajadores de Sueños Compartidos se movilizan

Durante la semana pasada, aproximadamente unos 200 trabajadores de los obradores de los barrio Piletones y Castañares, ambos de la ex obra de las Madres de Plazo de Mayo -nucleados en la Fundación Sueños Compartidos, comandada por Shocklender- cortaron la avenida General Paz para denunciar la falta de pago de sus salarios y las condiciones de trabajo.


La denuncia fue recogida por varios medios de comunicación y, seguramente, dará más tela para cortar: el manejo corrupto del presupuesto público continúa y, posiblemente, se haya agravado. De los casi cuatrocientos "Sueños Compartidos", hoy quedan más o menos la mitad. Luego de una serie de peripecias totalmente perjudiciales, pasaron a la órbita de la Federación de Cooperativas Todos Unidos, que dirige el Movimiento Evita.


Este pasaje fue nocivo para los trabajadores. Mientras en el pasado estaban en blanco, encuadrados en el convenio Uocra, ahora -bajo la cooperativa del Evita- realizan su trabajo totalmente en negro. Los sueldos, obviamente, no son cobrados en un banco, sino que deben concurrir a la casa de un puntero kirchnerista en la Villa Ciudad Oculta. Este puntero fue el jefe de seguridad de Shocklender. Este les descuenta días de trabajo si hicieron paros o si por lluvia no pudieron trabajar. Los aprietes para ir a los actos oficiales son constantes. Varios de ellos fueron obligados a ir al acto de Vélez.


Los trabajadores denuncian que sus tareas ya no las realizan en el obrador de Piletones, sino en municipios del Gran Buenos Aires, en obras para Aysa -lo que también es cómplice de lo que ocurre. La construcción del complejo de viviendas en el barrio se ha paralizado, a pesar de que las necesidades habitacionales son explosivas. Unas cincuenta casas ya habían sido adjudicadas a familias que habían sufrido un incendio hace años y, sin embargo, aún esperan respuestas. Con la parálisis de esta obra, prácticamente hoy no hay planes de vivienda oficiales en la Ciudad -ni del gobierno de Macri ni del gobierno nacional.


La moneda tiene dos caras: la corruptela deliberada de la que se benefician los punteros y el trabajo superexplotado e informal que afecta a los trabajadores. A todo esto, hay que agregar la ausencia de planes de vivienda, mientras las villas en la Ciudad han duplicado la cantidad de habitantes. El gobierno es consciente de esto y lo impulsa, pues la red de punteros le resulta necesaria para proceder a una regimentación social de los sectores más explotados.


Esta denuncia de los trabajadores, quienes están eligiendo delegados, no podía ser más oportuna, pues se da en el mismo momento en que los K han lanzado un "plan de lucha" del movimiento villero para hacerle un poco de ruido a Macri, pero nunca para conseguir los verdaderos reclamos planteados.


Reclamamos el blanqueo de todos los trabajadores y la vigencia del convenio colectivo de trabajo, así como también la necesidad de que se retome la construcción de viviendas ante las necesidades acuciantes que existen en las barriadas de la zona suroeste de la Ciudad.