Políticas

18/7/2002|763

El Mst apoya al Frente Popular en Brasil

Lula va con un represor de las ocupaciones de Tierra

El MST de la Argentina, integrante de Izquierda Unida (IU), es políticamente solidario con la CST de Brasil. Ambos integran la corriente internacional de la UIT (que se reclama del trotskismo “morenista”).


El MST apoya el frente obrero-patronal que encabeza Lula para presidente. El PT se ha transformado con los años en parte del Estado capitalista; gobierna cuatro estados y centenares de municipios.


Para ir más a fondo en esta integración a la burguesía, Lula y el PT han pactado una alianza con el derechista Partido Liberal, ofreciendo al millonario empresario José Alencar, la vicepresidencia y el apoyo al PL en varios estados.


La CST, que se ha venido tragando durante años todos los sapos antiobreros y proburgueses de Lula y la dirección del PT, había señalado, antes del acuerdo con la Iglesia Evangélica de Alencar, que el “ala izquierda” del PT, de la cual ellos se consideran parte, ejerció “una fuerte presión (que) hasta ahora impidió la alianza del PT con el candidato del PL” (Alternativa Socialista, 12/6). Pero, como se ve, esa presión fracasó. Decía entonces, que “nadie ignora que un triunfo de Lula será un triunfo político que fortalecerá a los trabajadores, a los sindicatos, al Movimiento Sin Tierra y abrirá una etapa de aguda confrontación de clases en Brasil” (ídem). En lo esencial, esto es falso. Brasil marcha a una nueva gran confrontación de clases como consecuencia del derrumbe capitalista, no de Lula; Lula viene a estrangular a las masas, por eso se alía a Alencar. Esto es lo que hay que decir, anticipadamente, a las masas. El ascenso electoral de Lula es la expresión de que la burguesía no tiene otro recurso político para contener a las masas.


Lula ha declarado que va a pagar la deuda externa y mantener en pie toda la política fondomonetarista de Fernando Henrique Cardoso (FHC): privatizaciones; contra la indexación salarial, pero a favor de la indexación de los créditos bancarios a la vivienda, etcétera). Frena toda lucha de las masas, esforzándose para que no se “agudice la confrontación de clases en Brasil”. Ha obligado al Movimiento Sin Tierra a parar las ocupaciones de latifundios, para promover la “paz social”.


Todo esto en medio de una crisis “a la argentina”. El real se está devaluando, aumenta la carestía de la vida, se acrecientan los despidos y la desocupación, el “riesgo país” se va a las nubes y Brasil marcha hacia el “default”. Lula acaba de apoyar la política de FHC de acuerdo con el FMI, porque es “lo único posible”, dice, en el medio de esta crisis.


Luego de estos planteos, Lula y la dirección del PT cerraron el acuerdo con Alencar, el empresario textil y senador del PL, para compartir la fórmula presidencial. Alencar es al mismo tiempo el instrumento político de la Iglesia Universal del Reino de Dios, una corriente evangélica que “combate al comunismo”, desarrollada en la época de la dictadura militar. Alencar ha puesto condiciones para aceptar la candidatura a vicepresidente, que transforman a un eventual gobierno de Lula en un cogobierno con este partido burgués (reclamó la “independencia” del Banco Central, manteniendo al frente a su actual presidente, un hombre del especulador Soros, etc.). Pero la condición más importante que planteó es el cese de las ocupaciones de tierra.


Esta alianza es sólo una profundización del curso derechista del PT, que lo ha vaciado de sus orígenes obreros. Cuando la “izquierda” del PT criticó la posibilidad de la alianza con el PL, el presidente del PT, José Dirceu, recordó que en las elecciones anteriores ya se habían hecho 250 alianzas estaduales y locales con los candidatos de dicho partido (¡!).


Más que el temor, la burguesía (y hasta el imperialismo: los yanquis nombraron una nueva embajadora, que saludó efusivamente a Lula, adaptándose a los nuevos tiempos) se recuestan sobre Lula ante el avance de la crisis, para contener una situación explosiva.


El ex presidente Itamar Franco, uno de los líderes del oficialista PMDB (es el que entregó el poder a FHC) y actual gobernador de Minas Gerais, ha declarado hace unos días: “Mi apoyo a Lula ya está decidido; marcharemos con Lula en el ámbito nacional” (Página/12, 15/6). También apoya a Lula el ex presidente Sarney.


El MST acompaña en esto a la Carrió y a toda la centroizquierda argentina, que apoyan a la centroizquierda (aliada a la derecha liberal) brasileña.


Un eventual gobierno del Frente Popular sería un recurso último del imperialismo contra los obreros y campesinos de Brasil.