Políticas

8/3/2007|982

El MST “recrea” Izquierda Unida

Mas una yapa a la derecha


Alternativa Socialista, el periódico del MST, publicó en su último número un comunicado del PC de la provincia de Buenos Aires y del MST, que informa sobre una reunión en la que ambas organizaciones, “que desarrollaron durante un prolongado período la experiencia de IU, manifestaron su voluntad de explorar bases para realizar nuevos acuerdos, ampliados a otros sectores” (AS, 28/2).


 


¿Vuelve IU? De ninguna manera. IU no vuelve; está más hundida que el Titanic. Con todas sus limitaciones, IU era un acuerdo nacional entre el PC y el MST. La nueva versión es apenas “bonaerense”. Deberá convivir, si es que llega a ver la luz, con la participación del PC en el frente del PS y la UCR en Santa Fe, con el frente del PC con los socialistas, el ARI y el lavagnismo en Entre Ríos, con el frente PS-PC (anti-PO) de Salta y, finalmente, con el eventual frente entre el banquero Heller y Bonasso (e Ibarra) en Capital.


 


En otras palabras, la eventual IU bonaerense no sería otra cosa que un apéndice del arco centroizquierdista que va hasta la UCR y sectores enteros de la burocracia “progresista”. Con el intento de reflotar IU en el marco bonaerense, el MST ha dado un paso, manifiesto y decidido, hacia el centroizquierda y bastante más allá. El propio comunicado lo reconoce cuando dice que IU podrá ser “ampliada a otros sectores”.


 


Lo que ha llevado al MST y al PC a reunirse para “explorar bases” es el fracaso de sus respectivas políticas y un electoralismo de cuarta.


 


Por el lado del PC, se ha quedado sin aliados en la provincia de Buenos Aires, después que la dirección del PS (Basteiro-Rivas) se pasara directamente al kirchnerismo.


 


Por el lado del MST, la candidatura de Patricia Walsh terminó en un estripitoso fracaso. Lanzada hace ya casi un año, de manera divisionista, autoproclamatoria y sin programa, como una ‘prenda’ de unidad, no logró despertar el interés de nadie. Para salvar sus “posibilidades” electorales, el MST no tiene empacho entonces en recurrir a una “marca” en descomposición, y para colmo, sumarle algún arribista en busca de refugio.