El No de la UCD: “Somos unas prostitutas baratas”
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“Puede ser que lleguemos a un gran acuerdo electoral para 1991 (con el PJ)”, afirmó el capitán-ingeniero Alsogaray en el acto que lo consagró como prepresidente de la UCD porteña. “Será —dijo— sobre la base de la doctrina y la plataforma”, pero con los antecedentes de María Julia, Vaca y los “periodistas” de Ámbito metidos a funcionarios, lo que el “chancho” quiso decir es que todo depende de prebendas y cargos.
Pocas horas antes de este pronunciamiento, el Comité Nacional de la UCD (dominado por Adelina-Albamonte y Federico Clérici, opositores a Alsogaray) había desechado aparentemente, y solo aparentemente, la posibilidad de este acuerdo. “A María Julia —cuenta uno de los asistentes a este plenario— lo más barato que le dijeron fue cortesana…” (Ámbito Financiero, 13/7). “La crisis por el acuerdismo del ‘gurú’ puede fracturar a una fuerza, que hasta los comicios de julio del año pasado aparecía como una fuerza política válida”, afirma el diario que pretende ser la voz de los banqueros. De manera que en plena ofensiva privatizadora, el partido de los privatizadores se encuentra en desintegración.
El Comité Nacional dominado por los “antiacuerdistas” autorizó, sin embargo, a los distritos a llegar a acuerdos con el PJ (a partir de que la última palabra la tiene la Convención Nacional dominada por Alsogaray), con lo que puso en marcha el acuerdo establecido por esta cúpula con el propio Menem, el mes pasado. La “antiacuerdista” Adelina propuso “admitir la realización de acuerdos concretos en función de los objetivos de transformación planteados por Menem” (La Nación, 8/7). Tantas vueltas llevó al diputado Siracusano a admitir que “somos unas prostitutas baratas”, a las que ni el peronismo quiere (La Nación, 8/7).
No menos sugestivo que las declaraciones de Adelina es el hecho de que Alberto Albamonte, otro “anti-acuerdista” pilotea un proyecto que lo pondría como vice-gobernador de una fórmula encabezada por el justicialista Alberto Pierri. El proyecto Pierri-Albamonte —que cuenta con el auspicio de la Liga Federal de Duhalde y hasta con el guiño del propio Menem (Ámbito Financiero, 13/7)— podría ser “ayudado” por un fracasos de Cafiero en el plebiscito. Albamonte desmintió totalmente esta versión para seguir manteniendo la ficción de su “independencia”.
Dentro de la Ucedé, la tendencia a la alianza electoral con el peronismo es irresistible. “El que dice que no, es porque todavía no le ofrecieron nada”, afirma Jorge Pirra, un hombre del clan Alsogaray (Ámbito Financiero, 12/7). Otro síntoma de esta tendencia es la fractura de la corriente interna de Clérici, como consecuencia del desplazamiento de Durañona y Vedia hacia el “acuerdismo”.
La Ucedé ha atado su destino (o su falta de destino) político al menemismo. La continuidad de este “operativo” requiere la posibilidad de la reelección presidencial y, por lo tanto, una reforma constitucional. De esta manera, el antireformista clan Alsogaray se verá obligado a transformarse en partidario de la reforma. Pero para viabilizar este flamante proyecto reeleccionista deberá llegar a un acuerdo parlamentario con el cafierismo y con el alfonsinismo, o aprovechar un fracaso o derrota de éstos en el plebiscito bonaerense para impulsar el acuerdo con Angeloz, De la Rúa, Duhalde, Barrionuevo, como lo reclama Bush y el FMI.
La crisis de la Ucedé, que también se reveló en la casi nula concurrencia a las recientes elecciones internas en Capital, es una consecuencia directa del negocio “privatizador”, que como todo verdadero negocio sólo beneficia a unos pocos. Los “liberales” de la Ucedé están haciendo, a sus expensas, la experiencia de que el proceso capitalista es concentrador y monopólico, y que donde manda “capitán” o “interventora”, no manda marinero ni diputado.
¿Puede haber algo más lógico que el hecho de que lo que el negocio unió el negocio separe?
Los Albamonte y los demás partidarios de la “independencia” de la Ucedé, se han lanzado a probar suerte en Buenos Aires con el No al plebiscito, a ver si logran evitar con esto que se los trague la tierra. Procuran asomar de sus tumbas, explotando en su beneficio, demagógicamente, el masivo sentimiento popular de oposición al gobierno cafierista y al alfonsinismo. Pero si lograran debilitar al cafierismo como consecuencia de un fracaso del Si, no por ello lograrían salvar la “independencia” de la Ucedé, sino que esto los precipitaría aún más a apoyar al PJ, que sería encabezado, en Buenos Aires, por el menemismo.
La experiencia de la Ucedé demuestra que un comisionista de bancos puede llegar a Ministro pero nunca construir un partido, y que así como es un parásito en economía también debe serlo en política, viviendo aquí también a expensas de otros.
El No de la Ucedé en el plebiscito de Buenos Aires es un episodio de la lucha sigilosa que se ha entablado por el control del proceso “privatizador”, no constituye en absoluto una oposición de principios a la reforma menemo-cafiero-alfonsinista, que está calcada de las exigencias de la banca internacional.