El oficialismo se fractura al ritmo del derrumbe

La crisis política en el partido de gobierno -y en el principal distrito del país- es indisimulable. Su telón de fondo es el derrumbe fiscal, que el gobierno nacional descarga sobre las provincias.


En línea con ello, Scioli lleva adelante un ajuste brutal. Su única tabla de ‘salvación’ es que el gobierno nacional le autorice tomar nueva deuda. Mientras tanto, quiere cerrar la huelga docente con un decreto copiado de Cristina y Sileoni, lo que ha generado un rechazo general y la continuidad de la huelga. El conjunto de la gestión provincial entró en cesación de pagos. La suspensión de los planes de obra pública y vivienda es total. No hay insumos en los hospitales, se incumple incluso la entrega de drogas oncológicas. Se cortaron la mayoría de los ítems de asistencia social, aun del antiguo Plan Vida de las manzaneras. Las reformas impositivas votadas no han aliviado esta situación y tienen un carácter absolutamente cosmético. En contrapartida, Scioli mantiene un paquete de exenciones impositivas de más de 4.500 millones de pesos para el gran capital.


Fractura política


A la luz del día, se va delineando una fractura política de fondo. Mientras aplica el ajuste, Scioli está recomendando a sus aliados el ingreso a las listas del derechista De Narváez. Del otro lado, el cristinismo de Unidos y Organizados complota contra Scioli con intendentes pejotistas como Curto y Othacehé -sostenidos por los fondos nacionales de De Vido.


La solicitada contra la huelga docente ha sido otro episodio de crisis. No la firmaron Massa y su bloque de intendentes -quienes hasta hace poco, eran aliados del gobernador. Varios firmantes se retractaron o desmintieron haber acordado su firma. El intendente de Ensenada, Secco, hizo explícito el ataque a Scioli: “La provincia tiene serios problemas que solucionar y no es justo que metan a los intendentes a pelearnos con los maestros” (Télam, 27/3). Lo que sí compartieron los intendentes cristinistas fue el ataque a la huelga, en línea con el libreto de los ministros nacionales Sileoni y Tomada.


Massa


El promocionado Sergio Massa todavía vela sus armas. Mientras avanza en el armado de bloques propios en los concejos, dice que buscará hacer de Tigre una copia de Miami -caracterizada por la privatización de todos sus servicios. Massa encabeza un bloque de intendentes que hace bandera de la militarización como salida a la inseguridad, quienes también buscan una reactivación económica de la mano de la especulación inmobiliaria desenfrenada. Uno de sus golpes mediáticos recientes ha sido la realización de allanamientos con cámaras drones, como las que el ejército yanqui usa en Irak o Afganistán. La disputa del PJ incluirá también a los otros intendentes derechistas -el trío Posse-Cariglino-Jorge Macri- los que tenderían a disolverse en la variante que exista del PJ disidente -fuese con De Narváez, fuese con Scioli o Massa. A pocos meses de las internas, asistimos a una inédita desintegración del oficialismo.


Del otro lado del espectro político, el FAP ha organizado una conferencia de prensa para “solidarizarse” con los trabajadores estatales. Es una coartada frente a su complicidad con el ajuste de Scioli, al cual votó en la Legislatura con el pretexto de la gobernabilidad. Evidentemente, entre estas variantes patronales no hay ninguna alternativa a la debacle provincial.


Coparticipación y endeudamiento


El gobierno nacional demora el endeudamiento provincial para apretar políticamente a Scioli. Pero su aprobación es otra soga al cuello, ya que cada nuevo refinanciamiento es a plazos más cortos y escalas más usurarias.La coincidencia estricta entre Scioli y Cristina en la suspensión de sus respectivas paritarias salariales, así como el compromiso fanático con el pago de la deuda, muestran que la disputa no está en la orientación social de los fondos en disputa. La tensión entre el Estado central y las provincias es generada por la crisis capitalista, cuya salida no puede estar en los marcos que han llevado a esta debacle.


En este cuadro, intervenimos en la crisis provincial empeñados, en primer lugar, en llevar a la victoria a las huelgas docente, estatal y hospitalaria; la reivindicación de la defensa de los salarios, y de la educación y salud pública que éstas encarnan, así como el llamado a ganar las calles en su apoyo. Planteamos la reorganización de la provincia a partir del salario, la vivienda y la obra pública; impuestos progresivos sobre el gran capital; desconocimiento de la deuda externa y todo subsidio estatal al capital privado. Planteamos la nacionalización del conjunto de la salud y la educación, no sólo porque el Estado nacional es el que concentra el grueso de la recaudación, sino porque se debe imponer un criterio para responder a las necesidades existentes, y no un sistema como el actual, que depende de las posibilidades financieras relativas de provincias y municipios para mantener los servicios esenciales, profundizando la desigualdad en su funcionamiento. El Partido Obrero llama a ganar las calles y a trabajar, en todos los municipios para poner en pie una alternativa política de izquierda frente a los vaciadores de la provincia.