Políticas
13/3/2023
El operativo “Luche y Vuelve” alrededor de la falsa proscripción a CFK
Sobre el plenario de La Cámpora en Avellaneda.
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Un plenario para impulsar el operativo clamor.
El plenario de La Cámpora en Avellaneda, titulado “Luche y Vuelve, Cristina 2023”, tuvo por objetivo organizar el operativo clamor para que la actual vicepresidenta se presente en estas elecciones. Allí, los oradores, además de enfocarse en la proscripción ficticia de Cristina Kirchner, intentaron en todo momento ocultar el rol del kirchnerismo como partícipe necesario del ajuste que aplica el gobierno de cual forma parte.
En primer lugar, emular la consigna que acuñó la izquierda peronista cuando Perón estuvo en el exilio carece de seriedad en este caso, por el simple hecho de que CFK no está proscripta dado que el fallo en su contra no tiene sentencia firme y podría ser candidata en estas elecciones si quisiera. Hasta el momento prefiere no hacerlo porque una posible derrota en las urnas sería interpretada como un plebiscito a favor de su condena judicial. Lo cierto es que con su autoproscripción, CFK no hace más que allanarle el camino a la agenda de ajuste que encarna Massa.
Entonces, la épica se derrumba cuando reparamos en que el llamado desde el escenario a “construir la derrota de la proscripción” no es más que intentar convencer a Cristina Kirchner de que acepte ser candidata a presidenta. Una convocatoria absurda por donde se la mire, que tuvo por objetivo animar a la base kirchnerista que hoy se encuentra desencantada con el rumbo del gobierno.
Lo farsesco del plenario no termina allí. En las intervenciones se buscó absolver la responsabilidad de CFK en las políticas antipopulares que impulsa el gobierno, omitiendo que ella ocupa el cargo de vicepresidenta y que además no ha cuestionado el recrudecimiento del ajuste a partir de la asunción de Massa. Ahora bien, ninguno de los oradores propuso un programa alternativo.
La inconsistencia llegó al extremo cuando Máximo Kirchner felicitó a la militancia por “generar las condiciones en 2019 para que Cristina Kirchner participara de la fórmula electoral y creara el Frente de Todos”, al mismo tiempo que reconocen el fracaso evidente de esa experiencia política y buscan desmarcarse.
A su turno, insistió en la idea de que se podría haber negociado mejor con el FMI, al mencionar que “si nuestro frente político hubiera tenido mayor decisión, mayor coraje, la renegociación se hubiera dado de otro modo”. Cuando bien sabemos que si no se está dispuesto a romper con el Fondo Monetario y movilizar a los trabajadores tras ese planteo, el organismo impondrá un acuerdo en sus propios términos. Sin ir más lejos, rechazó en numerosas ocasiones el pedido de Alberto Fernández de eliminar la sobretasa. Lo de Máximo Kirchner es puro palabrerío para desligarse de las consecuencias ruinosas de ese pacto, que desde el primer momento su fuerza política buscó arribar y, en palabras de CFK, está lejos de considerar el no pago como una opción posible.
La impostura fue mayúscula cuando afirmó que la victoria de una lista encabezada por el kirchnerismo serviría “para que los argentinos realmente disfruten de su tierra, su riqueza, de sus ríos”. Está completamente divorciado de la realidad, puesto que el kirchnerismo es protagonista del saqueo a los recursos naturales que padecen los pueblos. Basta con mencionar la reciente represión del cristinista Capitanich a la comunidad Wichi en Chaco, la cual se ve expulsada continuamente de su territorio; o bien, el último discurso de Cristina Kirchner donde propone profundizar la explotación minera en la Cordillera, lo que implicaría el ingreso de nuevos emprendimientos foráneos que contaminan las aguas y se llevan las riquezas del país. No sorprende a nadie, teniendo en cuenta que Santa Cruz, la cuna de los Kirchner, está asolado por la megaminería a cielo abierto.
En la misma línea, señaló que si gana la derecha “van a hacer cualquier cosa para quedarse con el litio”, ocultando que fue el camporista Wado de Pedro el que se paseó con los gobernadores del norte por Estados Unidos para entregar el litio del país a las multinacionales yanquis. También se olvida que Cabandié, el actual ministro de Ambiente, pertenece a su mismo riñón político y no mueve un dedo para detener los incendios forestales a manos del agronegocio y guarda silencio frente al cajoneo de la Ley de Humedales en el Congreso.
Kicillof, por su parte, también tomó la palabra en el plenario y habló como si no fuera gobernador de la provincia de Buenos Aires y responsable directo de que los índices de pobreza e indigencia en el conurbano superen el promedio nacional. Allí señaló que “para poder crecer es necesario distribuir la riqueza, mejorar los ingresos, mejorar los salarios”, mientras mantiene a los trabajadores del Estado bonaerense con salarios inferiores a la línea de pobreza y condena con paritarias a la baja a los estatales y docentes de la provincia.
Paso seguido, exhortó sin ruborizarse que “hay que enfrentar los intereses que quieren saquear la riqueza argentina, hay que pelearse para que esos recursos alimenten a nuestro país”, cuando es uno los principales lobistas de la depredación ambiental en Mar Argentino a partir de la exploración offshore, en beneficio de los pulpos petroleros. A la vez que, lejos de garantizar el acceso de la población a los alimentos, permitió que los mismos se disparasen un 20,88% en el primer bimestre del año en los comercios barriales del Gran Buenos Aires. En cambio, actúa como portavoz del capital agrario apelando la medida cautelar que prohíbe el trigo transgénico en el territorio bonaerense.
En definitiva, la finalidad del acto fue que los trabajadores y la juventud depositen expectativas en una eventual candidatura de Cristina Kirchner, presentando al kirchnerismo como una variante progresiva al interior del Frente de Todos. Lo cual contrasta con la realidad, ya que se trata de una corriente política tributaria al FMI, y, por lo tanto, coautora del ajuste e incapaz de pelear por una salida en favor de los sectores populares. La tarea de la izquierda es desenmascarar esa demagogia para separar al pueblo de todos los políticos capitalistas que lo hambrean y empobrecen y contribuir a que levante banderas propias, las del socialismo y el gobierno obrero.
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