El orgullo de ser docente
El primer día en las escuelas se observó con claridad la actitud combativa de la docencia y la expresión de un nuevo compañerismo formado en la lucha, exteriorizado de distintas maneras.
Tal como se votó en la Asamblea Provincial, en la mayoría de las escuelas se realizó un acto formal de inicio del período lectivo, que significó una medida de lucha, ya que se ratificaba aquello de que “somos los docentes los únicos que podemos garantizar el inicio de clases y no el ministro, ni la burocracia servil”. La actitud deliberativa de la docencia acerca de cómo se iba a proceder, la toma de decisiones en forma colectiva, teniendo en cuenta en todo momento si éstas se ajustaban a lo aprobado por la Asamblea (el acto, los discursos, el uso de distintivos...).
En mi escuela, muy temprano, los docentes comenzaron a realizar los preparativos de un acto formal: la profe de música preparó el equipo de sonido, una de las compañeras se había tomado el trabajo de hacer distintivos para todos, que gritaban “Docentes Dignos”; otra se había pasado el domingo preparando el “discurso”, en el que denunciaba a Romero al mismo tiempo que elogiaba y agradecía el apoyo de los padres que mayoritariamente habían acompañado y alentado nuestra lucha.
Pero la directora impidió la realización del acto con la excusa de que el ciclo lectivo ya se había inaugurado porque había... dos maestras (carneras) trabajando desde el 1 de marzo...
Inmediatamente se armó un debate que subió de tono porque el 90% habíamos parado y defendíamos nuestro derecho a declararlo públicamente y delante de los padres, que esperaban en el patio.
Finalmente leímos el discurso, ante la ovación de los padres que nos abrazaban y nos gritaban ¡Fuerza maestro! (que fue lo que escuchamos durante el mes y medio de huelga).
La jornada marca una nueva etapa en la vida institucional y gremial; los análisis de la situación, el balance y las perspectivas de la lucha, un marcado interés por la marcha de las iniciativas para destituir a la comisión directiva de la ADP, son ahora una constante en las conversaciones de la sala de profesores. Esto nos plantea la tarea de constituir las escuelas en un lugar de debate y organización de la lucha de los trabajadores de la educación, que nos permita afrontar con determinación los nuevos desafíos que se abren a partir de la suspensión de las medidas de fuerza.