Políticas

19/11/2015|1390

El pacto con el diablo, según Paolo Rocca


Los títulos de la prensa adulteraron en parte el discurso de Paolo Rocca en el 56 Congreso de la Asociación Latinoamericana del Acero -Alacero. El “pacto con el diablo” no fue una referencia exclusiva a la relación con China. El presidente de Techint se refirió a un “modelo” caracterizado, además, por la captura por el Estado de retenciones, dividendos e impuestos a una escala “insoportable”.


 


Rocca criticó el intervencionismo del Estado en toda Latinoamérica y el aumento del gasto público, en particular en Argentina. Esa masa de recursos, según Rocca, se transformó en aumento del consumo y en subsidios, en “un diseño económico pero también político populista, en algunos casos con rasgos autoritarios, como se puede encontrar en Venezuela y Rusia” y en relación al cual se debe dar vuelta la página. Concretamente, “el Estado no va a poder gastar lo mismo que en los últimos años” y lo que está en juego es la “calidad” de ese gasto, que debe ser volcado a la infraestructura.


 


¿Cuál es, para el presidente de Techint, el único país que se protegió del “pacto con el diablo”? Nada menos que México. A 18 años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, México compite con China en ofrecer un reservorio de mano de obra barata y descalificada, en función de la tercerización en beneficio de los grandes pulpos norteamericanos.


 


Rescate


 


Durante la “década ganada” la política invariable del grupo Techint fue pedir medidas en defensa de la “industria nacional” (lo que Rocca agradeció a su modo planteando que “Argentina, con un comercio muy regulado, logró acotar la desindustrialización”).


 


Pero la crisis mundial ha puesto al grupo en jaque. Un año atrás, en el mismo escenario de su discurso actual, Rocca había cifrado sus expectativas en Vaca Muerta, al punto de no proferir una sola crítica al gobierno. Rocca planteó allí que el precio del crudo oscilaría entre 60 y 70 dólares y que “la dinámica del desarrollo de Vaca Muerta va a ser un estímulo muy importante para nosotros”. Pero ese horizonte venturoso para Techint/Tenaris, principal fabricante de tubos para las petroleras, nunca se concretó. El derrumbe del precio del crudo hundió las perspectivas de Vaca Muerta.


 


Sobre llovido, mojado. Con la descomposición del gobierno CFK, auxilio a las reservas del Banco Central mediante, se concretaron los acuerdos con China, que establecieron la adjudicación directa de obras sin pasar por una licitación y cláusulas tales como la posibilidad de importar insumos sin aranceles. Techint y todo un sector del empresariado se declaró en rebelión por el temor a quedar fuera en el reparto de las obras y contratos públicos.


Los que hoy denuncian a la “economía de subsidios”, sin embargo, no renuncian a reclamar un rescate estatal en su favor, que incluya un retome del Compre Nacional y el acceso a las grandes obras de infraestructura. El problema es que, en relación a la cuestión china, el frente pro-devaluación que conduce la UIA -y que comandan Arcor y Techint- no es homogéneo. Arcor forma parte de COPAL, la cámara alimenticia que saludó los acuerdos con China, destino creciente de sus productos. Techint, en cambio, ha denunciado a estos acuerdos como parte del “pacto con el diablo”.


 


¿Un presidente “chino”?


 


La posibilidad de una victoria de Cambiemos ha trasladado esta división de la burguesía al interior del PRO. Macri fue un avanzado en la relación con China, al punto de colocar en su lista de legisladores a un prominente empresario de ese origen. Contradictoriamente, este vínculo pareció desmentirse cuando dirigió una carta al embajador chino tomando distancia de los acuerdos llevados adelante por el gobierno CFK por “no haber logrado amplios consensos” 


 


El balotaje y la sucesión presidencial no resolverán la intensa deliberación al interior de la burguesía, como resultado de la quiebra que deja el kirchnerismo y del agravamiento de la crisis regional e internacional.