¿El pacto que no fue?
Acerca del libro "Massa x Massa"
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"Massa X Massa", un libro del periodista Juan Cruz Sanz, que acaba de publicar la Editorial Sudamericana, transcribe diez horas de diálogo con Sergio Massa y ha sido presentado como el primer perfil exhaustivo del candidato del Frente Renovador. Más que la elaboración de un periodista sobre un candidato, es el testimonio del candidato avalado por el mismo Massa.
Aunque el libro deja en silencio definiciones sobre temas estratégicos -devaluación, deuda externa, acuerdo con Chevron, apertura del canje- sí aporta testimonios y testigos sobre "el pacto que no fue" entre Massa, Scioli, Macri y de Narváez. Las revelaciones indican la existencia de "seis o siete reuniones" de sus operadores previas a la presentación de las listas en las Paso con el objetivo de confluir en una lista común. Ellos son Alberto Pérez, jefe de gabinete de Scioli; Sebastián Galmarini, "operador" de primera línea del intendente; Jorge Telerman, actual ministro en la provincia; Gustavo Marangoni, titular del Banco Provincia, y en las instancias finales, Ernesto Savaglio, un publicista que trabajó tanto para el gobernador como para el intendente y era el responsable de presentar el acuerdo de los cuatro -Massa, Scioli, Macri, De Narváez- en términos que no agraviaran al gobierno y evitaran una crisis de gobernabilidad.
Si se revisa esta lista se verá que De Narváez no tiene negociadores propios, es Scioli quien lo hace en su nombre, como si se tratara de una colectora propia (recordar la presencia de José Scioli en la lista del colombiano).
En el relato del intendente, él habría aceptado que el acuerdo se haga sobre la base de Scioli presidente y Massa gobernador en 2015, con un criterio pragmático: "yo no tengo apuro". Antes de su quiebra, doce horas antes de la presentación de listas, el acuerdo estaba totalmente "cerrado". La lista, según el libro, tenía en sus primeros cuatro puestos a Massa, Karina Rebollini (esposa de Scioli), Darío Giustozzi y Francisco De Narváez -reservando puestos a partir de allí para candidatos del PRO. El pacto se vino abajo por la decisión del gobernador, a partir de entender que podría abrir una crisis política de magnitud y su deber era "preservar la institucionalidad".
¿Creerle o no al autor del libro?
Casi en paralelo, el acuerdo fue sacado a luz en la edición dominical de un matutino ("El pacto que no fue", Roberto García en Perfil, 5/10), invocando otras fuentes. Menciona otros protagonistas -Daniel Vila, empresario de medios hoy enfrentado a los K; Perechodnik, de la encuestadora Poliarquía- y tiene un matiz de diferencia en cuanto a la prelación de cargos en la lista-, "mayor dominio de Massa, cerca la gente de Scioli, más reducido el volumen para el macrismo y un remanente pequeño para De Narváez-Moyano. Algo así como 50, 30, 15 y 5%". El periodista introduce una duda obvia: ¿hasta qué punto el gobierno CFK no estaba al tanto de este acuerdo y lo dejó correr para intentar hundir la candidatura del intendente de Tigre en el minuto final, con la convicción de que éste jamás se presentaría por su cuenta -una convicción compartida por el propio gobernador?
De ambos relatos surgen, sin embargo, tres constataciones. El acuerdo existió, no sólo porque nadie ha salido a desmentirlo, sino porque las tendencias hacia una "lista única de oposición" peronista han marcado la evolución política posterior. La migración de cargos de intendentes y aún candidatos de las listas alineadas con el gobierno o el "Colorado" hacia el Frente Renovador es incesante y, según un editorialista de La Nación, ya estaría asegurado que Plaini, candidato de Moyano en la lista de De Narváez, en caso de ingresar al Congreso, formaría parte del bloque legislativo de Massa.
Dos, tanto en el libro como en la columna de Perfil, no hay un solo debate programático entre los protagonistas de la frustrada lista. Apenas "inquietud por la actitud demasiado beligerante (respecto al gobierno) que se le atribuía a Francisco De Narváez", tanto del gobernador como del intendente (Perfil, ídem).
Tres, la euforia en la Bolsa de Buenos Aires, el ascenso vertiginoso de los bonos, la disminución del riesgo país -por primera vez en mucho tiempo- por debajo de los 1.000 puntos, lo que revela que los "inversores" consideran que tanto Massa, como Scioli o Macri -y De Narváez como segundo violín- son opciones intercambiables desde el punto de vista político. Todos ellos, como el Unen, son partidarios, con sus variantes, de la devaluación y un plan de ajuste.
El gobierno ya está en ese rumbo, como lo prueba el endeudamiento que comenzó YPF, las gestiones para llegar a un acuerdo con los fondos buitres, la aceleración de la devaluación oficial, la vuelta a un dólar negro de 10 pesos y el aprobado Presupuesto 2014, diseñado a la medida de los intereses de los usureros internacionales. En esta línea y como parte de la transición hacia 2015, Cristina K podría armar un gabinete de transición.
A la "lista única" de los cuatro, corresponde oponerle, más que nunca, el Frente de Izquierda.