Políticas
4/12/2018
El panorama político ante el adelantamiento electoral en Córdoba

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El mandatario provincial Juan Schiaretti ha decidido convocar a elecciones para gobernador y legisladores en Córdoba para el próximo 12 de mayo, siete meses antes de la finalización de su mandato. Para ello va a tener que modificar, por segunda vez en dos años, el Código Electoral - violando con ello, incluso, el cronograma electoral (por ejemplo, el cierre del padrón provisorio debe ser 180 días antes, o sea, el pasado 13 de noviembre). A tal fin mandó un proyecto de ley que se aprobará en la Legislatura en un par de sesiones.
Si bien estaba previsto y era casi seguro que Schiaretti iba, como otros 17 gobernadores, a adelantar las elecciones para despegarlas de las nacionales, la fecha (por su proximidad) provocó un cimbronazo político, sobre todo en Cambiemos y en el kirchnerismo.
Las razones que llevaron al gobernador cordobés a esta decisión han abierto numerosas especulaciones de los analistas políticos, pero todas ellos tienen como trasfondo la agudización de la crisis económica y la precariedad que tiene el conjunto del régimen político como resultado de esta.
Schiaretti es un hombre del gran capital industrial, especialmente las automotrices y en particular de Fiat, y desde esos intereses sostuvo fuertemente al gobierno de Mauricio Macri en todas las medidas fundamentales: el acuerdo con los buitres, la eliminación del cepo, la pelea por la reforma laboral, el consenso fiscal -con la confiscación a los jubilados incluida-, los presupuestos y los acuerdos con el FMI. Fue la punta de lanza dentro del PJ para que pase la política de Macri. No hay que olvidar que Macri en el balotaje triunfó en Córdoba con el 70%, por el aporte de votos del PJ cordobés (De la Sota y Schiaretti). Su alejamiento en términos electorales de Macri, es decir, su no compromiso con la reelección de este coincide con las críticas cada vez más agudas que sus mandantes (sobre todo Ratazzi de Fiat y Pagani de Arcor) lanzan contra el rumbo económico.
Más vale prevenir
En las elecciones de octubre del año pasado Cambiemos le ganó por 20 puntos al candidato de Schiaretti, Martín Llaryora –que iba secundado por la mujer del gobernador, Alejandra Vigo. Pero esa diferencia, según las encuestas, se dio vuelta drásticamente ya desde la reforma previsional (robo a los jubilados) y luego con el derrumbe del plan económico de Macri. Según las últimas encuestas Macri apenas supera en Córdoba el 30% de aceptación. Este derrumbe se traslada automáticamente a cualquiera de los candidatos que Cambiemos pueda proponer para la gobernación.
Schiaretti mantiene una intención de voto casi del 50% con una reelección, hoy, asegurada; pero es consciente que el agravamiento de la crisis económica golpea a Córdoba con una fuerte retracción industrial, con el aumento de las tarifas que dependen de la provincia (electricidad, agua y transporte interurbano) y con una mayor presión impositiva, que se va a hacer más fuerte en los municipios. Todo lo cual está provocando un fuerte descontento, que no se ha traslado en acciones efectivas por el compromiso de la burocracia sindical con el gobierno, pero que se percibe en lo que los medios caratulan como el “humor social”. El adelantamiento suena como una prevención para evitar que se disipe la ventaja que hoy tiene.
Es evidente que Schiaretti quiere tener las manos libres para intervenir en la elección nacional con su reelección asegurada. Algunos analistas consideran que incluso buscaría ser el candidato a presidente de una coalición del PJ con el PS santafesino y Sergio Massa, dejando afuera a CFK. O sea, ser el candidato de la gran burguesía ante un derrumbe de Macri. Otros evalúan que busca preservarse ante una diáspora de candidatos del PJ, y mantenerse independiente de cualquiera de las facciones.
Fuera cual fuese la especulación, el escenario que domina la maniobra de adelantamiento es la crisis política y económica.
Cambiemos
El adelantamiento lo agarra a Cambiemos en el medio de una crisis que se viene arrastrando desde el triunfo de las legislativas de 2017 cuando todos se querían subir a la “ola amarilla”. La principal disputa se desarrolla en el seno de la UCR. Ramón Mestre, actual intendente de la ciudad de Córdoba y presidente de la UCR, está decidido a ser el candidato, pero no tiene el apoyo de Macri y su equipo que apuestan a Mario Negri, el actual presidente del bloque oficialista en el Congreso de la Nación. Mestre cuenta con el peso del derrumbe de la ciudad como resultado de su gestión que lleva 7 años, lo que parece una hipoteca difícil de levantar, a tal punto que no hay un candidato a intendente de Cambiemos que hoy mida arriba del dígito. Esto ha envalentonado al PJ a pelear por la intendencia capitalina, que dirigió solo una vez en 35 años de gobiernos constitucionales (en 1999 con el ucedeísta Germán Kammerath, que terminó salvándose por poco de una salida anticipada del gobierno).
La posibilidad incluso de una lista con el sello (y un sector) de la UCR y otra con el de Cambiemos no está descartada. Así como vienen las cosas, Macri no tendría candidato propio en Córdoba, por lo que es posible que busque infructuosamente desprenderse de la derrota en la provincia que le dio el triunfo en 2015 y 2017, ya que sería un golpe a su pretensión reeleccionista.
Kirchnerismo y burocracia sindical
Lo que queda del kirchnerismo y no fue aún absorbido por el PJ también se ha dividido. Hay un sector encabezado por Mauricio Saillén (dirigente del sindicato de recolectores de residuos), Martín Fresneda (ex secretario de DDHH de CFK), que incluye al diputado nacional Pablo Carro -que saludó el adelantamiento como una medida “progresista” de Schiaretti para delimitarse de Macri. Esta confluencia ya se vio en la Legislatura, cuando lo que queda del bloque K se abstuvo en la votación del prepuesto y Fresneda y Saillén aprovecharon para mandar varios elogios. La negociación en juego es una lista común de diputados nacionales.
El kirchnerismo residual (o las viudas de CFK: PC, Partido Humanista, Nuevo Encuentro, etc.) ha dicho que hará los esfuerzos “para presentar lista”. Habría que apuntar que voceros oficiosos del gobierno aclararon que no hay interés en que ellos se sumen o confluyan con Unión por Córdoba.
La burocracia sindical tomó el mismo argumento. Así la burocracia delasotista (José Pihén de empleados públicos, Omar Dragún del Smata) armaron un acto de claro apoyo al gobierno. El sindicalismo K (docentes, judiciales, etc.) confluye con ellos en la misma CGT. El sector de las 62 Organizaciones, que nuclea un sector marginal -pero que cuenta con el apoyo de Luz y Fuerza, a cambio de un acompañamiento en el conflicto de Epec- se pronunció en igual sentido.
Derrotar el ajuste del FMI, Schiaretti y Macri
El compromiso de la burocracia con la maniobra de Schiaretti busca ocultar que esta busca salvar el ajuste al cual el gobierno provincial está comprometido y que se expresa en el presupuesto como orientación del interés de clase que defiende Unión por Córdoba. Blanquear a Schiaretti para ocultar la identidad de intereses que lo unen a Macri es un acto criminal de la burocracia y de los “progres” K.
Denunciamos la maniobra del adelantamiento, fundamentalmente, por los propósitos que persigue: salvar el plan de guerra contra los trabajadores, en el marco de la crisis que envuelve sobre todo al gobierno nacional pero que es extensiva a todo el régimen. Por esto corresponde encarar la propia campaña electoral planteando las acciones para que el movimiento obrero desarrolle la lucha para derrotar el ajuste de Macri, Schiaretti y el FMI. Es decir, daremos una continuidad a la lucha que venimos desarrollando expresada en un programa propio de la clase obrera para enfrentar la crisis capitalista que se pretende cargar a los trabajadores. Con ello impulsaremos la acción del Frente de Izquierda para que el activismo que estuvo a la cabeza de las grandes luchas de la provincia en todos los terrenos (contra la privatización de Epec, por el aborto legal, en defensa de la educación pública, por el salario, por el ambiente, etc.) se apodere del programa de la izquierda revolucionaria y juntos luchemos por quebrar la maniobra ajustadora de Schiaretti.