Políticas

28/1/2024|1685

El paro del 24, la enorme movilización nacional y el día después

Una crónica desde adentro y un horizonte que empieza movilizando el 30.

Gentileza Pablo Martínez

Indudablemente el paro y movilización del 24 de enero, a los 45 días de asumido Milei, asestó un golpe político al gobierno. Más por la movilización multitudinaria en todos los rincones del país que por el paro mismo, de cumplimiento importante aunque desigual. La movilización tuvo entre 200 y 300 mil personas en Buenos Aires, entre la Plaza de Mayo y la Plaza de los Dos Congresos, con calles transversales aledañas abarrotadas de manifestantes que en muchos casos impidieron a las columnas juntarse con sus gremios o agrupamientos. El choque del gobierno con la burocracia, que buscó una negociación que no fue, y la presión popular desde las bases el 27 de diciembre en Tribunales y en todos los cacerolazos, hicieron posible esta irrupción popular cuando el gobierno antiobrero de Milei empieza a gatear, con pocas posibilidades de caminar sin choques y convulsiones de todo orden.

La primera derrotada fue Bullrich y su protocolo, puesto que los manifestantes se adueñaron de las calles, incluso muy entrada la tarde. Horas después del acto, Avenida de Mayo era peatonal. Los operativos en los accesos detuvieron algunos micros con excusas de papeles, lo que restó en algunas formaciones obreras, aunque muchos compañeros se bajaron de los micros y caminaron hasta los trenes y subtes para llegar igualmente a la concentración.

Dicho esto hay que destacar que la nota no la dieron los grandes sindicatos de la CGT, llamados a ser los protagonistas. Ocuparon las inmediaciones del palco, algo que nadie pretendió disputarles, pero la movilización de los camioneros estuvo lejos de los prometidos 40 mil por Pablo Moyano; la Uocra y UPCN otro tanto, siendo los tres protagonistas centrales de la movida cegetista. Brilló por su ausencia el Smata; y, por ejemplo, de la Uom Siderca, donde trabajan más de 3.000 metalúrgicos y el paro fue de un 80%, se movilizaron solo dos micros. De la Alimentación se vio una columna de magnitud. En gremios como plásticos, de tantas fábricas, nada, e incluso se arregló con patronales laburar a pesar de la adhesión formal. Allí la comisión interna combativa de Bed Time logró parar gran parte de la fábrica y movilizar un núcleo de compañeros, lo cual demuestra la responsabilidad de la burocracia en la desorganización del gremio.

Fuertes contrastes

En el proletariado industrial estableció un contraste el Sutna, que como cabeza de la columna independiente movilizó 400 compañeros en el marco de un paro total de las tres plantas, aún cuando sus micros de zona sur fueron detenidos y los de norte tuvieron que recorrer a pie un largo recorrido. Las asambleas previas y la explicación de los motivos y objetivos del paro fueron claves. Es lo que no hizo en cada fábrica del país la burocracia sindical tradicional. La pregunta es si no quiso o no pudo movilizar en otra magnitud. Hay un poco de cada cosa, después de cinco años de parálisis y entrega al ajuste del gobierno del Frente de Todos, de paritarias a la baja y en muchos casos de no resistir despidos u ofensivas flexibilizadoras de las patronales. Un sector de los trabajadores se resistió a parar y algunos incluso con confusión y hasta expectativas en el gobierno.

Esto fue patente en gráficos, por las reticencias de los propios delegados verdes oficialistas a movilizar en el plenario de delegados, un contraste con la combativa columna que destacó la gráfica Morvillo a partir de la asamblea fabril: los 500 movilizados con el gremio, aunque un avance, estuvieron lejos de los 2.000 prometidos por sus dirigentes. Desde el sindicalismo combativo la importante columna ferroviaria de la Seccional Oeste, con varios centenares, contrastó con el resto de la UF, cuando la ofensiva de cierres de boleterías y servicios es demoledora en todos los FFCC. En el Belgrano Norte se produjo una cierta movilización, pero no así en gigantes como el Roca.

Comercio no paralizó un solo supermercado, de donde tendrían que confluir grandes contingentes. En cambio lució fuerte sobre Avenida de Mayo la columna de ambas CTAs, abigarradas, donde ATE, Suteba y aún Cicop congregaron columnas muy importantes; indudablemente en el Estado en general, y en la salud en particular, la inquietud de los trabajadores ayudó a una movilización importante, aún cuando no hay clases en lo que a la docencia se refiere. Esto se vio en la movilización excepcional del Garrahan, con la junta interna de ATE a la cabeza, que arrancó del hospital con 400 personas entre trabajadores y vecinos de la asamblea del barrio que acompañaron junto a algunas delegaciones. El público independiente de clase media porteña fue también un gran protagonista, algo que tiene expresión en las asambleas populares que se desarrollan.

Por fuera de las CTAs, en las columnas independientes resaltaron los más de 200 docentes con AGD-UBA, en pleno receso, que refleja la batalla de organización librada hacia el 20 y el 27 de diciembre, con asamblea general incluida. Algo que sin duda valdrá oro a la hora de defender la universidad pública con el comienzo de las clases. Ademys congregó casi 150 docentes con la sola convocatoria, algo que también se vio en la Multicolor del Suteba Matanza.

Fue interesante la columna de 600 trabajadores de Foetra, aunque no hubo una política para combatir la maniobra patronal del teletrabajo para debilitar el paro; allí el clasismo participó con sus banderas. Sorprendente y alentadora la columna del Sipreba de casi 1.000 compañeros; claro, cuando se viene la lucha por la defensa de los medios públicos. También importante la columna de la AGTSyP del subte, después de un fuerte debate sobre los horarios del paro en el cuerpo de delegados, donde un importante grupo defendió un paro más extendido.

El mal llamado interior del país merece otro artículo, pero marca uno de los aspectos más importantes de la jornada. No sólo por las 40 o 50 mil personas en Córdoba y en Rosario, las 30 mil en Neuquén, las 15 cuadras en Salta o las 15 mil personas en Comodoro Rivadavia. En cada rincón de la provincia de Buenos Aires hubo grandes movilizaciones: Mar del Plata, Bahía Blanca, San Nicolás, Necochea, Pergamino, Olavarría, Baradero y muchas más. En las provincias el sector combativo también fue protagonista, por ejemplo en la columna independiente que encabezó la flamante UEPC Capital cordobesa, cuando la CTA se plegó al resto de la burocracia y ATE hizo un acto en soledad. Lo mismo en Salta con una docena de organizaciones piqueteras y de izquierda; o en Comodoro Rivadavia donde la CGT se vió obligada a leer el documento del clasismo aparte del suyo. El fuerte proletariado petrolero de la Patagonia paró en Neuquén, pero no así en Chubut y Santa Cruz, gran defección de la burocracia que nos plantea un enorme desafío. Otro sorprendente tema para el debate es que Adosac de Santa Cruz no movilizó para no quedar en un mismo campo que el kirchnerismo, cuando jamás se deben confundir los objetivos centrales de la clase obrera en instancias como esta.

Cómo la seguimos

Por supuesto, la columna independiente con el enorme cartelón “Plan de lucha hasta derrotar el plan de Milei y el FMI” tuvo al movimiento piquetero como el gran movilizador, sobre todo a partir del Frente de Lucha Piquetero, que empezó todo en aquel gran plenario en Parque Lezama cuando Milei no había asumido. Ese método de preparación de la vanguardia obrera tuvo otra expresión destacada en el Plenario de Ocupados Desocupados realizado con 500 activistas obreros en el camping de El Jagüel del Sutna el 20 de enero. A veces vale más el sentido de oportunidad política, los objetivos y el método que el mes del año, con tantos compañeros de vacaciones. Ese trabajo de debate y organización se expresó en el éxito de la movilización de los participantes. La columna independiente del sindicalismo combativo, el movimiento piquetero y la izquierda fue un factor de la movilización, inocultable, hasta en el discurso de Daer. Pero por sobre todas las cosas planteó una perspectiva hacia adelante, la de un plan de lucha que en nuestro concepto debe desembocar en la huelga general, todo un proceso político al que apostamos en cada asamblea y movimiento popular, como el de la cultura que aporta en todo el país.

La cuestión salarial que significa enfrentar todo el Rodrigazo también en jubilaciones y planes sociales, no fue un eje planteado por las direcciones sindicales, al punto que ATE y UPCN firmaron una paritaria vergonzosa del 15% para enero que convalida una pérdida colosal. Al plan Milei se lo enfrenta de conjunto, empezando por las reivindicaciones de ocupados y desocupados, unidas a la lucha contra el DNU, la Ley Ómnibus con o sin paquete fiscal, al protocolo de Bullrich. Por ejemplo, con un punto de partida de $500.000 de salario mínimo vital y móvil indexado, paritarias libres, 82% móvil y la lucha contra los despidos -cuando por ejemplo en Santiago del Estero el gobierno frentetodista anuncia 3.000 despidos, o el gobernador Jaldo se pasa al apoyo a Milei. Entrega de alimentos a los comedores de todo el país, cuando cunde el hambre ante la escalada de precios. Es una lucha global y la clase debe estar a la cabeza, superando a una burocracia sindical atada a las fuerzas políticas que hundieron al país y a los trabajadores. Con esa estrategia encaramos la etapa próxima después del golpe asestado. Primera estación, todos el 30 al Congreso, cuando se trata la desflecada pero terrible y antiobrera Ley Ómnibus.

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