Políticas

3/9/1999|640

El Partido Obrero arrancó con fuerza

La proclamación de los candidatos del PO para las elecciones del 24 de octubre reunió una importantísima concurrencia. Fueron ocupados todos los espacios del estadio y una gran cantidad de asistentes tuvo que permanecer de pie durante el desarrollo del acto. A diferencia de lo que ocurre en la inmensa mayoría de los mitines de los restantes partidos, incluida la izquierda, se manifestó un gran entusiasmo que duró hasta muy avanzada la noche.


Los candidatos principales de los distritos de Capital y Gran Buenos Aires subieron a la tribuna, luego de que se anunciara su rol de lucha y su trayectoria. Esta ceremonia, la más significativa de todo el acto, puso en evidencia que el Partido Obrero constituye, fuera de cualquier duda, el terreno principal de reagrupamiento de la vanguardia de la clase obrera. Delegados de fábricas y talleres industriales y del transporte representaban más de la mitad de las candidaturas, acompañados por delegados y activistas de la salud, de la docencia, de la administración pública, de los movimientos barriales y de la mujer trabajadora. Por su forma y contenido, fue un acto clasista hasta los tuétanos, es decir donde se hizo presente la clase obrera que tiene la plena conciencia de sus tareas históricas y que se declara dispuesta a disputarle al imperialismo y a la pequeña burguesía democratizante la salida a la catastrófica crisis capitalista.


Entre las expresiones de solidaridad, apoyo o simpatía se destacaron la de la compañera de Raúl Castells, Nina Peloso, quien hizo uso de la palabra en nombre del Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados; la de Ricardo Bordón, trabajador minero de Río Turbio y candidato a secretario general por la lista antiburocrática en ATE; y la del historiador y escritor, Ernesto Goldar, quien participa de un comité independiente de intelectuales, artistas y profesionales de apoyo a las candidaturas presidenciales del PO.


Nina convocó a acabar con el gobierno de Menem, denunció a Duhalde y De la Rúa, reivindicó la lucha de la Corriente Combativa y Clasista y al Perro Santillán, llamó a darle un carácter masivo al acto por la libertad de Castells y por las reivindicaciones de los jubilados, el próximo 24 de setiembre, también en la Federación de Box; Bordón planteó abiertamente la necesidad de desarrollar un partido obrero revolucionario; en tanto que Goldar dijo que las candidaturas de Altamira-Rieznik tenían un carácter obrero y socialista.


El acto proclamó las candidaturas de Nora Biaggio y María Clara Ugarteche, a la gobernación y vicegobernación de Buenos Aires. Estas candidaturas expresan un fenómeno histórico en el movimiento de los trabajadores, como lo es la irrupción de las mujeres explotadas en el escenario de las luchas y de la política de la clase obrera. La mujer trabajadora se ha transformado, en la última década, en la red de contención que sostuvo a los explotados frente a los durísimos golpes que le ha asestado la ofensiva capitalista. Allí donde se hace presente, la mujer les imprime un espíritu combativo y revolucionario a las masas, como lo dejaron testimoniados los cortes de ruta con sus fogoneras y piqueteras o las organizaciones barriales reivindicativas que enfrentan las consecuencias de la desocupación en masa. La mujer es el eje de reconstitución de todo el movimiento de lucha de los trabajadores.


El acto tuvo lugar en el marco de una acelerada crisis política, que se manifiesta en la parálisis del gobierno; en la volatilidad de las candidaturas de Duhalde y De la Rúa y sus secuaces como Ruckauf, Patti y los candidatos a diputados de la Alianza; en la inestabilidad de las tendencias del electorado; y, por sobre todo, en el pánico que se va apoderando de la burguesía ante la perspectiva de un derrumbe económico inmediatamente después de los comicios. Esto fue lo que destacaron Rieznik y Altamira. Un verdadero velo conspirativo rodea a los planes con que los estrategas del capitalismo pretenden encarar la cesación de pagos, la quiebra industrial y la desocupación creciente. Tienen miedo de provocar una pueblada sin precedentes. La campaña electoral del Partido Obrero se inscribe, por lo tanto, en la tarea de preparar políticamente a la clase obrera para que intervenga en forma independiente en el desenlace de la crisis. Con un programa de lucha; con medidas de reagrupamiento clasista en los sindicatos, para impulsar una huelga general; con una comprensión de conjunto del carácter excepcional de la situación presente, la cual sólo puede tener una salida progresista y popular con el desplazamiento político de la burguesía y la toma del poder por parte de los trabajadores organizados y con conciencia de clase.