Políticas

16/7/2003|809

El Partido Obrero no hace campaña electoral

Nuestro Partido no se dirige correctamente a la opinión pública en campaña electoral, como lo vengo sosteniendo. Escribo para plantear que, además, no nos pronunciamos sobre el problema que, junto al de la desocupación, ocupa el primer lugar en la lista de los temas que le preocupan a la población, a saber: la inseguridad.


Si queremos que el pueblo nos vote no podemos hacernos los distraídos con un tema tan acuciante, y que últimamente ha generado importantes movilizaciones populares que, en ausencia (notoria) de la izquierda, son capitalizadas por la derecha, a pesar de lo cual varias de ellas tienden a dirigirse hacia la policía, acusando a ésta de hacer la vista gorda, cuando no de complicidad.


Por lo dicho, debemos darle prioridad al tema, y plantear nuestra posición y propuestas sobre los siguientes ejes:


1) Denunciar la ola de inseguridad como la manifestación más brutal de un régimen que antes de tal “manifestación” ha criminalizado como nunca la política y la economía (Menem, Barrionuevo, Yabrán, mafia del oro, De la Rúa, Punto Final, Obediencia Debida, etc., etc.).


2) Denunciar en particular la vasta red de organizaciones mafiosas (prostitución, desarmaderos, secuestros, juego clandestino, tráfico de órganos, narcotráfico, etc.) dirigida por las policías y fuerzas de seguridad. Y todo esto tolerado y apañado por el poder político, que necesita de este “personal especializado” para reprimir al pueblo.


3) Denunciar la impotencia e inutilidad de todos los “amagues” de limpieza de las fuerzas represivas, que realizan los gobiernos nacional, capitalino y provincial, cuyo límite es su regla de oro: la defensa de la propiedad privada de los medios de producción. Es instructivo, en este sentido, señalar que no puede combatir el crimen un gobierno que le paga la deuda al mayor criminal de la historia humana: el imperialismo.


4) • No pago de la deuda.

• Golpear mortalmente al narcotráfico: nacionalización de la banca.

• Control obrero.

• Sustitución de las policías por guardias civiles; elección de sus mandos por las tropas, con derecho de revocatoria. Subordinación de estas guardias al control popular en asambleas por barrio, localidad, distrito.


Este pequeño programa es mejorable. El centro del asunto es jerarquizar el tema de la inseguridad, que está tocado en forma demasiado escueta y tangencial en el volante de Capital, “escondido” en el punto “Libertades democráticas”.