Políticas

29/6/2006|952

El Pentagono: Estado Mayor de las FFAA argentinas


Automatical Reports Merchant System (Arms): tal el nombre del sistema de inteligencia militar norteamericano que funciona en red con las fuerzas armadas de diversos países de América Latina, entre ellos la Argentina. En otras palabras: se trata del mecanismo técnico por el cual los servicios de espionaje militar de la región se subordinan al Pentágono.


 


Ahora, el titular de la Armada argentina, almirante Jorge Godoy, denunció que dos módulos de ese sistema fueron robados de la base naval de Trelew durante los allanamientos por el espionaje interno que se hacía desde allí sobre diversas instituciones y personas, incluidos funcionarios de gobierno.


 


Esas actividades clandestinas en la base de Trelew se conocieron, como se recordará, cuando el cabo “arrepentido” Carlos Alegre hizo la denuncia ante el Cels, que luego la llevó a la Justicia ordinaria. Ahora, según parece, durante el allanamiento a la base se “perdió” una computadora Compaq 100, serie 4B09FQ61392A, propiedad de los servicios navales norteamericanos, dedicada a inteligencia operacional. Por lo menos, Godoy ya hizo la denuncia por el presunto robo.


 


La subordinación orgánica de la inteligencia militar argentina respecto de la norteamericana comenzó formalmente en la década de 1930, durante el gobierno del general Justo, y sólo se interrumpió brevemente durante los comienzos del primer gobierno peronista, entre 1946 y 1948. De todos modos, siempre esas cosas se mantuvieron en reserva.


 


En cambio, la inteligencia norteamericana empezó a operar abiertamente en el país a partir de la firma de diversos convenios bilaterales entre el Ministerio de Defensa y el Pentágono. Los primeros se rubricaron durante el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) y llegaron a su mayor pico durante la administración Menem, cuando se instaló el sistema “Arms”. Entonces se habló de “intereses estratégicos”, que condujeron a Menem a enviar navíos de guerra en apoyo logístico a la primera invasión yanqui a Irak, en 1991, como ahora Kirchner mantiene tropas invasoras en Haití. Al igual que con Menem, la Argentina de Kirchner mantiene su condición de “aliado extra Otan” de los Estados Unidos en materia militar.


 


Esa “alianza estratégica” con los enemigos de la humanidad está hoy tan firme como en el pasado, al punto que, según Godoy, la “pérdida” de la computadora de enlace con los militares norteamericanos pone en peligro “la estructura de inteligencia militar” y torna vulnerable “el sistema de defensa nacional” (Ambito Financiero, 20/6).


 


Ese ejército de lacayos es el que el “reconstructor de la burguesía nacional” pretende “remilitarizar”. He ahí el triste papel del nacionalismo burgués en estos países nuestros.