El peronismo gana en Santa Fe
Siguen las sojeras y el FMI
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Perotti cosechó los frutos de una demagogia "anti-Macri", mientras asumía un programa patronal
La victoria de Omar Perotti refuerza el peronismo más derechista, clerical, sojero y represivo. Expresa la bancarrota del llamado “progresismo” que tenía en la provincia su único bastión.
La población le pasó la factura por su seguidismo al macrismo, luego de que el gobierno local apoyara, una detrás de otra, las principales medida del ajuste de Cambiemos.
El macrismo, luego de casi ganar la provincia, recibió el refuerzo de la UCR que venía de cogobernar con el PS. José Corral, fue intendente de Santa Fe por el Frente Progresista y terminó siendo candidato a gobernador de Macri. Quedó tercero con casi el 19% de los votos, detrás de Perotti que sacó el 40,52% y Antonio Bonfatti (PS) con el 36,34.
En este estruendoso fracaso del PS se escucha también la caída en desgracia de la llamada tercera vía de Lavagna-Urtubey, a la que apostó tempranamente Lifschitz, quien inició en 2017 una campaña por la reforma constitucional de la mano de Urtubey y fue el primero en fotografiarse con “Lavagna Presidente”. Bonfatti agregó leña a la hoguera del PS: dijo que entre Macri-Pichetto/F-F, votaría en blanco.
El ascenso del peronismo
Perotti pudo cosechar la demagogia “anti-Macri” que el peronismo hizo con desenvoltura en su carácter de doble opositor al gobierno nacional y al gobierno provincial en Santa Fe. Hizo suyo el programa de la de la Fisfe (la UIA de Santa Fe) que había declarado “que votar a Macri era un suicidio”, prometiendo una serie de estímulos fiscales para favorecer la producción y avanzar con la adaptación a Santa Fe de la contrarreforma de la ley de ART, dando cuenta de que el “rescate industrial” será a costilla de los trabajadores.
Como en Córdoba, apoyaron su candidatura todas las variantes del peronismo y de los sectores clericales que hicieron campaña por abajo bajo el sello “Sí a la vida Santa Fe”.
La abultada elección de Amalia Granata expresa también la “bolsonarización” de la campaña, en el que las corporaciones evangelista y católica tuvieron una gran incidencia. No es extraño el fenómeno, si recordamos que el comediante Miguel Del Sel casi gana la gobernación cuatro años atrás de la mano del PRO. Las campañas derechistas de los partidos tradicionales frente al cuadro de crisis social y el crimen narco llevaron agua al molino de Granata, que ingresa como tercera fuerza a Diputados con seis legisladores, por encima del PRO.
El centroizquierda de Carlos Del Frade (Frente Social y Popular) y Giustiniani (Igualdad y Participación) obtuvo cerca del 10% y cuatro diputados. Ciudad Futura no dijo una palabra del problema del FMI, mostrando que es una fuerza que se presenta “renovadora”, pero es incapaz de plantear de frente los desafíos de la juventud. En la consideración popular calaron sus planteamientos de reforma del Estado y de exaltación del micro emprendimiento y el 15% de los rosarinos lo votaron para intendente y otro 18% para concejal, revalidando las tres bancas.
El Frente de Izquierda
No haber superado el piso proscriptivo en las categorías provinciales y en las principales ciudades, dejó al FIT mirando la elección desde lejos. Sin embargo, allí donde superamos las Paso, el FIT creció.
Para Senadora en Rosario obtuvimos el 3,4% de los votos, que tuvo expresiones locales en las ciudades del departamento donde pasamos: sacamos el 5% para intendente en Villa Gobernador Gálvez y 3,5% para concejal, en Granadero Baigorria el 6% para concejal. En Cañada de Gómez obtuvimos el 3,3% para concejal y 3,49% para Senador. En ambas localidades está planteado el desarrollo de nuevos núcleos partidarios.
En Capitán Bermúdez obtuvimos el 10,33%, 2 arriba de 2017, 9% por debajo de 2015 cuando revalidamos la banca y 7 puntos menos que en 2011 cuando entramos. El PJ sacó el 42% de los votos, llevándose dos de las cuatro bancas que se renovaban, las otras quedaron en manos del FPCyS y del PRO. En San Lorenzo, la cabecera del departamento, no pasamos para concejal, obtuvimos 2,5% para intendente y 2,45% para Senador. El ascenso del peronismo jugó un papel de bloqueo en la elección de la izquierda, lo mismo el Frente Social y Popular, que en algunas ciudades salió por encima del FIT.
Por un polo político de independencia de clase
Luego de doce años de gobierno en Santa Fe, el Frente Progresista deja una provincia que es una zona liberada para las agroexportadoras y los puertos privados. El socialismo administró las migajas de esa enorme riqueza social con una cobertura progresista de “género”, “ambientalista”, “feminista”, que de ninguna manera podía resolver el problema de una polarización social creciente que el centroizquierda en el gobierno favoreció.
De cara a las elecciones nacionales queda planteado un escenario donde la izquierda tendrá que dar batalla por abrir un espacio político independiente denunciando a un peronismo que ha sido cómplice del ajuste macrista, tal es el caso de Perotti, miembro destacado del PJ colaboracionista y privatizador. También contra el frente popular sui generis que ha fracasado en sus premisas, pero constituye un bloqueo para nuestro desarrollo.
El escaso desarrollo de la izquierda revolucionaria en las elecciones pone blanco sobre negro el nivel de influencia política, que no puede reemplazarse con acciones parciales sino con un planteamiento político de conjunto. Ante las elecciones necesitamos desplegar una campaña del Frente de Izquierda Unidad para agitar nuestro programa de salida a la crisis, una tarea de preparación política de las luchas que protagonizaremos contra los menemistas reciclados y sus secuaces.